¿CÓMO
AFRONTAR UN CASO DE BULLYING DESDE LA ESCUELA?
Cada vez son más comunes los
casos de bullying en nuestros centros educativos, y es que nuestra sociedad
está cambiando y se está volcando hacia caminos más agresivos y menos solidarios. Esta situación es
bastante preocupante y más cuando se trata de niños/as que están empezando a crecer y que formaran la sociedad
de mañana por lo que tanto desde el hogar de estos niños/as como desde el aula
se deben buscar caminos alternativos y más acordes con los principales valores
de nuestra sociedad: Respeto, tolerancia e igualdad.
Es muy común leer en la prensa
diferentes casos de bullying y estos casos no solo se están dando entre
adolescentes, sino que cada vez las edades en las que se producen estás
practicas son menores; por ello se deben desarrollar metodologías que impliquen
los valores señalados desde la educación primaria intentando detectar estos
casos e influenciando sobre los alumnos/as de manera positiva.
Para poder dar una serie de
pautas con las que detectar los casos de bullying desde la escuela y poner en
funcionamiento una serie de metodologías con las que afrontarlo es necesario
conocer perfectamente el termino de bullying.
Tal y como afirman Santiago
Cambero Rivero y M. Mar Tully Sánchez: “resulta complejo definir el fenómeno
“bullying”, y más aún traducir literalmente este vocablo ingles al castellano.
Implica a veces el golpear o dar patadas a otros compañeros de clase, hacer
burlas, “pasar de alguien”, etc. pero estas situaciones resultan bastantes
comunes en los centros educativos (Colegios e institutos), y pueden llegar a
ser muy dañinas para quienes las sufren, generalmente en silencio y en
soledad”.
El concepto de bullying
proviene de la palabra inglesa “bull” que significa embestir, aunque también ha
sido traducido como matón. Se trata de una adaptación del concepto de acoso
moral en el trabajo al acoso moral en el ámbito escolar; ambas formas de
comportamiento tienen mucho en común, dado que las dos son manifestaciones de
violencia psicológica a través del acoso grupal, lo que les diferencia es el
ámbito donde tiene lugar, unos en el trabajo y otros en el trabajo y otros en
la escuela.
Concretando mas la definición de “bullying” puedo citar la dada por
Fuensanta cerezo, profesora de Psicología de la Universidad de Murcia y experta
en bullying que lo define como: “forma de maltrato intencionado y persistente
de un alumno a otro sin que medie la provocación”, posteriormente añadió que: “el
problema se da en las relaciones interpersonales y que en el proceso colabora
todo el grupo del aula y no es algo solo del agresor y la víctima”.
La palabra “bullying” se
utiliza para describir estos diversos tipos de comportamientos no deseados por
niños y adolescentes, que abarcan desde esas bromas pesadas, el ignorar o dejar
deliberadamente de hacer caso a alguien, los ataques personales, e incluso los
abusos serios. A veces es un individuo quien hace el “bullying”, o un grupo
(pandilla).
Lo más importante no es la
acción en sí misma, si no los efectos que producen entre sus víctimas. Nadie
debe subestimar el miedo que un niño, niña o adolescente intimidado puede
llegar a sentir.
Por tanto, esta situaciones de
acoso, intimidación o victimización son aquellas en las que un alumno o alumna
esta expuesto de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que
lleva a cabo otros compañeros.
Por acciones negativas
entendemos tanto las cometidas verbalmente o mediante el contacto físico como
las psicológicas de exclusión.
No hay que confundir estas
situaciones con los típicos antibajos que se producen en las relaciones entre
los alumnos, especialmente a lo largo de la etapa de la adolescencia y pre
adolescencia. Los conflictos y las malas relaciones entre iguales, los
problemas de comportamiento o de indisciplina son fenómenos perturbadores pero
no verdaderos problemas de violencia, aunque pueden degenerar en ellos, si no
se resuelven de una forma adecuada.
Podemos citar una serie de
características generales que pueden poseer los acosadores y las víctimas y que
pueden ayudarnos a reconocer un caso de bullying:
El tipo más común de víctimas presenta normalmente algunas de las siguientes características:
ü Son
prudentes, sensibles, callados, apartados y tímidos.
ü Son
inquietos, inseguros, tristes y tienen baja autoestima.
ü Son
depresivos y se embarcan en ideas suicidas mucho más a menudo que sus
compañeros.
ü A menudo
no tienen ni un solo buen amigo y se relacionan mejor con los adultos que con
sus compañeros.
ü En el
caso de los chicos a menudo son más débiles que sus compañeros
Estas características hacen que
sean un blanco fácil para los acosadores que se aprovechan de sus debilidades
para llevar a cabo su acoso.
Los acosadores por su parte tienden a mostrar algunas de estas características:
Ø Fuerte
necesidad de dominar y de someter a otros compañeros y salirse siempre con la
suya.
Ø Son
impulsivos y de enfado fácil
Ø No
muestran ninguna solidaridad con los compañeros victimizados
Ø A
menudo son desafiantes y agresivos hacia los adultos, padres y profesores
incluidos.
Ø Suelen
estar involucrados en actividades anti sociales y delictivas como vandalismo,
delincuencia y drogadicción.
Ø En los
casos de los chicos son a menudo son más
fuertes que los de su edad y, en
particular, que sus víctimas.
Ø No
suelen tener problemas con su autoestima.
He de señalar que cuando el
acosador se encuentra en grupo se crece y suele aumentar su violencia contra el
acosado.
Todo esto debe ser observado
desde la escuela para captar con rapidez un acoso de esta índole que tanto
suelen marcar a los que lo padecen.
Debido a esta gran problemática
son muchos los programas que se han desarrollado para ayudar en la prevención
del “bullying”, entre todos los analizados, yo personalmente apuesto por el
elaborado por Marina Parés Soliva que se ha puesto en práctica con mi alumno
del aula de Apoyo a la Integración y que paso a explicar a continuación sus
aspectos más relevantes:
Este programa se basa en el
respeto a la toma de decisiones del menor sobre la resolución de su propio
problema, con la única salvedad de que no se van a tolerar más agresiones sobre
él. Todas las acciones a diseñar han de cumplir ese objetivo: cortar de raíz
las agresiones.
Debemos ser conscientes, como
indica la definición de “bullying” de
que nos enfrentamos a un acoso grupal, eso significa que por un lado está un
grupo de alumnos que agreden y por el otro la víctima agredida, muy sola y con
muy pocos apoyos, no se trata para nada de una riña entre dos.
Además debemos ser muy
cuidadosos con el tono empleado con el niño acosado, ya que estamos frente a un
niño que ha perdido la confianza en sus semejantes. Es muy importante no culpar
al niño de su situación y para ello es básico responsabilizar de la violencia a
aquellos que la ejercen y no a la víctima. El niño tiene que sentir que lo comprendemos.
También debemos ser conscientes
de que a menudo el líder manipulador no es el mismo que ejerce la máxima
violencia contra la víctima, dado que como buen manipulador ha conseguido
rodearse de aliados que le hacen el trabajo sucio, y si no sabemos identificar
bien quién es el líder manipulador la intervención sobre el grupo acosador
fracasará.
El ámbito de clase es el tutor
la persona más apta para intervenir de manera adecuada dentro del contexto
escolar, en este caso y tratándose del Aula de Apoyo a la Integración, el papel
principal lo posee el maestro de Pedagogía Terapéutica, que actúa como tutor en
su aula; además debemos hacer que el alumnado posea un papel más activo y que
carezca de miedos al denunciar los
acosos, para ello podemos instalar en el aula un “buzón de denuncias” con el
que posean total confianza de poder comunicarse con nosotros sin miedo a que se
desvele la problemática sin antes solucionarla. Cuando el tutor reciba una
denuncia en dicho buzón o de manera verbal deberá llevar a cabo las primeras
actuaciones que se centran en la protección
del niño-víctima, en cortar las manifestaciones violentas y en buscar la
colaboración y el compromiso de la dirección escolar.
Un buen plan de intervención
consta de dos apartados: la intervención escolar y la intervención familiar (tanto
con los padres del niño-víctima, como con los padres del niño-acosador y de los
otros niños violentos). Dentro de la intervención escolar hay que distinguir el trabajo dentro del aula,
que recaerá sobre el tutor de la intervención con el resto de los profesores,
que recaerá más de la dirección.
El trabajo en el aula debe incluir el trabajo con los niños protagonistas, y con el grupo-clase, para cada uno de estos grupos existen diferentes formas de actuación:
Con el niño víctima: Las actuaciones han de centrarse en
tres ejes básicos:
Medidas
de protección: Deben ser pactadas con el menor y no es aconsejable que
duren más de tres meses.
Medidas
de aceptación: Debemos ayudar al menor a aceptar su situación,
evitando la negación y la huída, trabajar para que el niño víctima supere la
auto-inculpación, todo ello, a través de charlas tutoriales.
Medidas
de reconocimiento: Se basa en la aplicación de actuaciones que
aumenten la autoestima del niño-víctima, pues hay que fomentar la valoración de
su imagen pública dándole algún papel protagonista en la vida del aula.
Con el grupo de matones: Las
actuaciones se regirán por estos cuatro principios de actuación:
Control:
Transmitir
el mensaje claro de que no se va a permitir más violencia y explicitar las
medidas correctoras si ello continua.
Detección:
Hay
que saber distinguir entre quién acosa y quienes lo secundan.
Responsabilidad:
Debemos
potenciar la responsabilidad de las propias actuaciones que van desde pedir perdón
al niño-víctima hasta acciones concretas de compensación. Primero estas
actuaciones han de ser supervisadas por un adulto y valoradas por el
niño-víctima.
Disgregación:
Hay
que romper la unidad del grupo y ello se puede conseguir a través de la inclusión
de sus miembros en otros grupos.
Con el grupo-clase:
Este grupo debe ser considerado como víctimas secundarias del grupo acosador ya que han sido testigos de situaciones violentas y pueden poseer mucho miedo a ser tratado igual, al tiempo que hay mucha culpa, mayor en la medida que más edad tiene el grupo-clase, por no saber defender a la víctima. Por ello debemos basar nuestra actuación en principios como:
Reacción:
Donde
potenciaremos la recuperación de la
capacidad de reaccionar frente al grupo acosador a través de la denuncia
pública en las tutorías privadas o anónimas a través del “buzón de denuncias”.
Además podemos contribuir a la creación de grupos anti-bully siempre que no se
actúe a través de la violencia para no recaer en otro caso de bullying.
Convivencia:
Debemos
fomentar de manera especial los valores de la convivencia. Se considera muy
útil la elaboración de trabajos sobre ética, violencia, coraje y espíritu
crítico y las posteriores exposiciones en clase.
Solidaridad:
Se
debe favorecer actuaciones que ayuden a la inclusión del niño-víctima en la
dinámica de la clase. Un aumento de tareas de responsabilidad dentro del aula o
que reciba protección amistosa el líder positivo de la clase.
Actuación de la Dirección con el resto del profesorado:
- La dirección ha de poder incidir en el resto del profesorado para que se aumente la vigilancia de los miembros del grupo acosador y en la protección de la víctima.
- El tutor ha de poder contar con ayuda del psicólogo escolar, o del director para poder intervenir con los padres de los alumnos implicados a los que se les hará entrevistas diferenciadas.
- Con respecto a los padres del niño-víctima decir que debemos mostrarnos en todo momento colaboradores y basarnos en contener la angustia del niño y la de los padres y por otro lado debemos ayudarles a no culpabilizar al niño ni a sí mismos.
- Con respecto a los padres del niño-matón debemos ayudarles a reconocer que tienen un grave problema a resolver, tenemos que intentar que ellos no permitan ni consientan más agresiones de su hijo y que vean la necesidad de recibir atención terapéutica especializada externa a la escuela.
- Con respecto a los padres del grupo acosador también debemos ayudar a que reconozcan la necesidad de que sus hijos aprendan otras formas de relacionarse, para ello es básico que colaboren en pedir perdón a la víctima. Estos padres habrán de ayudar a sus hijos no permitiéndoles más agresiones mediante el auto-control de la violencia, a través del fomento de la autoestima y del desarrollo de un criterio propio que les proteja del sometimiento grupal y les facilite la inclusión en el grupo-clase de forma individual y no grupal. Algunos también requerirán tratamiento terapéutico externo y especializado.
En lo referido a la intervención familiar:
Como conclusión señalar que,
aunque en el Aula de Apoyo a la Integración no ha habido caso de bullying,
ellos han sido capaces de comprender lo que es gracias a la visión de las
películas como “cobardes”. Creo que a través de este trabajo los alumnos han
comprendido la necesidad de denunciar los acosos que se produzcan en el Centro (sean
víctimas o no) por lo que mi confianza en ellos ha aumentado puesto que sé que
serán capaces de analizar la situación y de comunicársela a un profesor/a para
intervenir de manera pacífica solucionando los distintos problemas de bullying
que puedan darse en el centro.
Debemos ser conscientes de que
este programa de intervención tendrá buen resultado cuando logra atajar la situación de violencia
y marginación, y cuando la víctima pueda proseguir la escolaridad en un entorno
cálido y protector.
En todo momento se debe
recomendar a los escolares víctimas de acoso escolar que no callen, que
hablen; por ello he creído importante
hacer mención a este plan de intervención que tanto me ha ayudado en el
desarrollo de la convivencia escolar y en el fomento de principios de
tolerancia, respeto, solidaridad, amor, libertad, confianza… denunciando y
desechando cualquier tipo de violencia escolar.
Por último y para concluir añadir la necesidad de consulta de diversas fuentes bibliográficas con las que ayudemos en la realización de estas dinámicas, entre todas ellas puedo destacar:
Ø FERNÁNDEZ
HERRERA, Alfonso (ed.)(1994).Educando para la paz: nuevas propuestas. Granada:
Universidad de Granada, Colección Eirene n3.
Ø HICKS,David(comp.)(1993).
Educación para la paz: Cuestiones, principios y prácticas en el aula. Madrid:
Morata.
Ø ACNUR
ESPAÑA (1995). Material Didáctico: ayúdanos, ¡enséñalo!. Madrid. ACNUR
España.
Ø PARÉS
MOLINA, Marina. Proyecto de intervención sobre el bullying en la escuela.
Además es de destacar la
importancia que tiene hoy en día la consulta de páginas Web ya que es un
recurso muy utilizado debido a la gran variedad de información que nos ofrece y
a la inmensa documentación que puede obtenerse a través de dichas consultas,
entre las páginas Web que se han consultado puedo destacar:
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