Una gran cantidad de datos y pruebas indica que las especies actuales descienden de formas preexistentes, que a su vez tuvieron una serie de antepasados que vivieron en tiempos remotos.
En otras palabras, los organismos no permanecen siempre iguales en el curso de los milenios, sino que cambian gradualmente, dando origen a nuevas especies. Ese proceso de metamorfosis en el tiempo se denomina evolución biológica. Gracias a él es posible explicar la presencia de características parecidas en grupos de seres diferentes: todo resulta comprensible manejando la hipótesis de la presencia en el pasado de un antepasado común del que se originaron, diversificándose, los distintos grupos. Cada ser vivo tiene por tanto una historia propia. A continuación analizaremos una que se ha convertido ya en un clásico: la evolución del caballo.
Los hallazgos fósiles documentan la serie de transformaciones que llevaron del probable antepasado (el Hyracotherium), que vivió en América septentrional hace 60 millones de años, hasta el caballo actual (Equus). Las transformaciones producidas a lo largo del tiempo se refieren sobre todo a tres aspectos: el aumento de las dimensiones del cuerpo (el antiguo antepasado tenía las dimensiones de un perro), la reducción del número de los dedos que se apoyan en el suelo y la especialización de los incisivos y molares.
En los siguientes artículos se hablará de evolución, tratando primero la historia de los organismos sobre la Tierra y las evidencias-pruebas que confirman ese proceso histórico. A continuación se analizarán los mecanismos evolutivos, o en otras palabras los factores que determinan la evolución.
En otras palabras, los organismos no permanecen siempre iguales en el curso de los milenios, sino que cambian gradualmente, dando origen a nuevas especies. Ese proceso de metamorfosis en el tiempo se denomina evolución biológica. Gracias a él es posible explicar la presencia de características parecidas en grupos de seres diferentes: todo resulta comprensible manejando la hipótesis de la presencia en el pasado de un antepasado común del que se originaron, diversificándose, los distintos grupos. Cada ser vivo tiene por tanto una historia propia. A continuación analizaremos una que se ha convertido ya en un clásico: la evolución del caballo.
Los hallazgos fósiles documentan la serie de transformaciones que llevaron del probable antepasado (el Hyracotherium), que vivió en América septentrional hace 60 millones de años, hasta el caballo actual (Equus). Las transformaciones producidas a lo largo del tiempo se refieren sobre todo a tres aspectos: el aumento de las dimensiones del cuerpo (el antiguo antepasado tenía las dimensiones de un perro), la reducción del número de los dedos que se apoyan en el suelo y la especialización de los incisivos y molares.
En los siguientes artículos se hablará de evolución, tratando primero la historia de los organismos sobre la Tierra y las evidencias-pruebas que confirman ese proceso histórico. A continuación se analizarán los mecanismos evolutivos, o en otras palabras los factores que determinan la evolución.
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