Dormir mal hace mal. Así de simple es la sentencia que da origen al
estudio desarrollado por un grupo de investigadores del instituto de Psicología
Médica de Munich, que tomando datos de más de 65.000 personas y sus hábitos de
descanso, llegaron a la conclusión de que nos estamos matando de a poco gracias
a la distorsión de los tiempos de sueño necesarios para nuestro cuerpo.
El estudio indica que cuanto más diferente es nuestro descanso en los
días de semana y en los fines de semana, más contribuimos a generar sobrepeso y
obesidad. Se llama Jet Lag social, y no sólo engorda, también mata.
El Jet Lag Social es la denominación que le cabe a la diferencia de tiempo de
sueño que tenemos los días de semana y los fines de semana. Till Roenenberg, a
cargo del equipo de investigación, comenta que la diferencia de ritmos en
diferentes etapas de la semana significa que nuestro cuerpo vive en dos
horarios diferentes y por ello expresa un desajuste crónico entre lo que
nuestros cuerpos necesitan y lo que nuestras actividades e interés diarios
requieren.
Esta diferencia es letal, pues influye en el reloj biológico y los
ritmos circadianos, por lo que podría estar afectando nuestro metabolismo y con
ello propiciando la obesidad y el sobrepeso. Si a estos modificadores biológicos
los sumamos a la supervivencia en una sociedad y cultura sedentaria, estamos en
claros problemas.
Según los datos recogidos, el índice de masa corporal de las personas
encuestadas aumentaba a medida que crecía la diferencia de horas de sueño entre
semana y las de los fines de semana.
La propuesta del investigador es clara, tratar de
mantener un balance entre lo que se descansa en toda la semana, respetando lo
más posible los horarios que más se repiten. Esto es importante porque nuestra
vida diaria está regulada por el núcleo supraquiasmático, ubicado en el
hipotálamo. Este es el que es conocido como nuestro reloj biológico, pero
también es termómetro y centro de análisis de secreción de hormonas y presión
arterial. Cada vez que desajustamos un poco más a este reloj, el jet lag social
se acumula.
Es así que por cada hora que añadimos al jet lag social, los riesgos de
sobrepeso aumentan hasta en un 33%. Los motivos de esto no se sabe con detalle,
pero los investigadores creen que es porque forzamos al cuerpo a comer cuando
no lo necesita ya que los niveles de grelina (hormona del apetito) son muy
altos y la de leptina (de la saciedad) son muy bajos.
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