En múltiples ocasiones hemos escuchado que una "dieta mediterránea" es buena para la salud. Sin embargo, los argumentos detrás de esta aseveración no siempre eran del todo sólidos. Una nueva investigación liderada por el Dr. Ramón Estruch, de la Universidad de Barcelona, comprueba la famosa teoría y explica las bases de la misma.
La dieta mediterránea está conformada principalmente por frutas y verduras, con un consumo de al menos cinco porciones por día. Además, se fomenta la ingesta de carnes "blancas" como pescados, mariscos, pollo y pavo en lugar de las rojas. El aceite de olivaes el medio de preparación por excelencia. Finalmente, las nueces, legumbres y el vino, figuran complementos perfectos.
En el estudio llevado a cabo, se asignaron tres diferentes dietas a una muestra de 7 mil 477 personas españolas con factores de riesgo cardiacos como obesidad o diabetes. Dos de las dietas eran mediterráneas; una incluía una predominancia de nueces, con la indicación de consumir aproximadamente una onza de nueces al día, mientras que la otra indicaba la ingesta de al menos 4 cucharaditas de aceite de oliva extra virgen diariamente. La tercera dieta, como herramienta de comparación, era baja en calorías. Todas se mantuvieron por un periodo de cinco años.
Para comprobar el cumplimiento de las dietas recetadas, el equipo de investigadoras midió continuamente algunos marcadores en la orina, entre ellos, el hydroxitirosol, presente tras el consumo de aceite de oliva, y el ácido alfa-linoleico, presente en sangre tras el consumo de nueces.
En los resultados, se pudo constatar que las personas que mantuvieron una dieta mediterránea presentaban 30% menos ataques cardiacos, embolias y muertes en general que los que mantuvieron unadieta baja en calorías.
Y es que el aceite de oliva extra virgen posee elementos como polifenoles y vitamina E, factores que reducen los niveles de factores inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades cardiacas. Además, también cuenta con ácidos oleicos, bajos en grasas saturadas que no taponan las arterias.
Por el contrario, las galletas, pasteles, productos lácteos y carnes rojas contienen muchas grasas saturadas y otros elementos perjudiciales para la salud.
A pesar de los increíbles resultados que develó la investigación, sus protagonistas establecen que hace falta extenderla a una población sin enfermedad ni factores de riesgo, ya que, de las personas estudiadas, cuatro de cada diez consumía estatinas (medicamentos para reducir el colesterol); variable que pudo haber afectado los resultados en gran medida.
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