Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

jueves, 28 de febrero de 2013

Isla de Bora Bora




Millones d años de actividad volcánica en la corteza terrestre de esta región han sido favorables, pues las islas de Polinesia constituyen el retrato vivo de las paradisíacas islas del Pacífico con formaciones de dos tipos: las nombradas islas altas, montañosas y accidentadas, y las islas bajas, como Bora Bora, la cual está literalmente suspendida en una inmensa gama de colores verdes y azules; pues la isla pareciera no tener tierra firme, ya que su gran atractivo son los grandes palafitos levantados del mismo mar, producto de las aguas bajas donde se encuentra. Peces multicolores, aguas turquesas, espesa vegetación, el aroma de las flores tropicales, playas de arenas blancas, las distintas tonalidades de colores creadas por las diversas profundidades de sus aguas y el inmenso coral de arrecife que rodea toda la isla, hace que para muchos, Bora Bora, sea el último edén de la tierra, creando para quienes la visitan un paisaje que contrasta la unión de montañas con llanuras; valles forestales con la maleza y acantilados con cocoteros de las playas.

Un poco de historia

La historia de esta isla se remonta al año 300 d.C. cuando los vírgenes pueblos polinesios empezaron a ser habitados por los marineros y navegantes, que atravesaban grandes distancias del océano para establecerse y poblar las islas del Pacífico.

Al principio, las islas de la Polinesia estaban gobernadas por caciques. Se cree que sus nuevos habitantes abandonaron el sureste asiático hace aproximadamente tres mil quinientos años en busca de tierras extrañas y lejanas como Nueva Zelanda, Nueva Guinea, Tonga, las islas Cook, Hawai y la actual Polinesia Francesa.

Con el paso del tiempo esta región ha cambiado varias veces de mapa político. En un primer intento, a finales de 1700, los británicos intentaron gobernar la Polinesia asaltando e invadiendo la región, lo que resultó el control casi total de las islas.

Para mediados de 1800, los franceses empezaron a tener el control de varios de los archipiélagos que conforman la Polinesia. Tras varias amenazas políticas y maniobras dilatorias, los franceses lograron desplazar a los ingleses en 1842 y obtuvieron casi el total del territorio, que poco después se convertiría oficialmente en la Polinesia Francesa

En la actualidad, se han intentado movimientos que buscan la independencia de Francia de estas islas, pero las leyes políticas de este país dejan claro no va a renunciar a sus territorios de ultramar, aunque el grupo de islas establece una gestión interna de sus pueblos, las citaciones a favor de su independencia, son parte del mapa político francés.

Bora Bora se ha convertido en el sueño de las vacaciones que todo ser humano quisiera tener. Su turismo ha sido especialmente impulsado con el romanticismo, ya que el lugar para hospedar a las parejas se encuentra a considerables metros del agua, en los famosos bungalows polinesios únicos en el mundo, los cuales son conocidos coloquialmente como palafitos, aunque la diferencia entre uno y otro radica en que estas pequeñas cabañas se encuentran suspendidas sobre aguas tibias, serenas y de color azul intenso. Para quienes se pregunten si los bungalows poseen cocina o cómo se hace para disfrutar de la gastronomía del lugar, pues no existe. Los platos de las distintas comidas son previamente seleccionados por los turistas y traídos en pequeños peñeros, para que sean disfrutados en concordancia con el paisaje.

Otro de los grandes atractivos que hacen de la isla diferente, es el aislamiento de la civilización y comunicación en la que se encuentra. Quienes han visitado Bora Bora, describen la experiencia como “sólo tú y tu pareja cerca de las estrellas y el mar”.

Los que estén interesados en visitar esta isla, el paquete turístico tiene un precio aproximado de tres mil dólares por persona, que incluye los pasajes desde Tahití hasta la isla, una bienvenida con collar de flores, los traslados desde aeropuerto al hotel y la despedida. Estos precios no incluyen las comidas, pero cinco desayunos especiales llevados en peñeros para ser disfrutados en las terrazas de los bungalows polinesios tienen un precio aproximado de trescientos dólares por persona.

Dependiendo de la temporada, es importante destacar que las salidas de los aviones se realizan semanal o quincenalmente. La moneda que se utiliza en toda la región de las islas de la Polinesia Francesa es el dólar americano y aunque su idioma es el francés, sus habitantes emplean el inglés para efectos turísticos.


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