La acción comunicativa
representa un papel de suma importancia para todo docente, cabe
destacar que, aunque el docente cumple muchas otras funciones dentro
de alguna institución educativa, no debe obviar que es esencialmente
un ser humano que participa directamente en el desarrollo humano
de las nuevas generaciones, su misión es
importante porque gracias a su función es
posible la evolución de
la especie humana.
Desde un punto de vista filosófico educativo:
"... el ser humano se diferencia de los animales por
una serie de características esenciales, entre las que destaca su
particular forma de aprender. El ser humano depende de sus padres durante mucho
más tiempo que
el resto de los animales, y su educación resulta
prolongada, al ocupar gran parte de su tiempo en aprender a
desarrollar sus múltiples facultades naturales. Sin embargo esto se
debe a que el ser humano posee una capacidad ilimitada de aprendizaje y
a que el proceso por medio del cual se adquieren conocimientos durante toda su
vida" (Beltrán, Jesús: 1992; Woolfolk, Anita: 1990).
En efecto, esa capacidad ilimitada de aprendizaje que posee
el ser humano es posible si no existiese alguien que desempeñara el rol social
de enseñar a las siguientes generaciones: el docente.
La educación tiene
como meta la transmisión de conocimientos de una generación a otra (Carlson J.
y Thorpe, C.:1990), es una verdad consabida; más, no obstante, el proceso de
transmisión y actualización de conocimientos no es suficiente, ya que se
necesita, además, capacidad de prever las futuras circunstancias de
comunicación de los seres humanos entre sí y su entorno; es decir, el adecuado diálogo de
los seres humanos entre sí y su entorno. Se considera que hacer necesario lo
anterior, al mismo tiempo que evoluciona nuestro mundo es necesario considerar
(producto de
evaluaciones y debidas reflexiones) los métodos y
formas de comunicación que garanticen un adecuado desarrollo del
proceso educativo en las instituciones de
educación con el medio ambiente. Medio
ambiente que no puede soslayarse en cualquier modalidad de evaluación,
en razón de que toda proceso educativo es un proceso de interacción social
que sucede en determinado medio ambiente (Galton, M. y Moon, B.:1986).
Paralelamente, a todas sus funciones un docente debe enseñar
investigando compartiendo la tesis de
que la calidad de
la enseñanza no es (ni será) posible si no se dota al docente de medios tecnológicos
educativos apropiados que faciliten el cumplimiento de su acción
comunicativa con más eficacia; se debe sostener lo anteriormente dicho en
tanto que las circunstancias de la modernización y reforma de los sistemaseducativos
olvidan el estado interno
de los docentes.
Pues, como señala José M. Esteve: "... la enseñanza de calidad actualmente
existente, allí donde se da, es fundamentalmente el producto del voluntarismo
de un profesorado que, frente a la tentación de abandono y el dimisionismo,
derrocha energías y entusiasmo supliendo con su actividad la falta de medios
existente".
Situación ésta que es observable a todos los niveles de
enseñanza, de ahí que sea importante para efecto de una acción educativa eficaz
que toda institución educativa proporcione al docente al menos dos recursos elementales
para el logro de una eficaz acción comunicativa: medios
tecnológicos educativos apropiados y medio ambiente.
En ese sentido, se podría desde una perspectiva
funcionalista de la comunicación, adoptar una serie de categorías relacionadas
con el fenómeno de la
comunicación humana (Sarramona, J: 1988), tales como:
emisor-receptor, mensaje, medio, interferencias y obstáculos de comunicación,
comunicación distorsionada, medio ambiente -ecosistema natural
y social al que corresponden la institución educativa y, por consiguiente, el
aula- interacción docente-alumno, etcétera; con el propósito central de
conceptualizar qué es una práctica docente eficaz en lo comunicativo como
elemento clave en toda modalidad de evaluación de la enseñanza (Benedito, V,
Daniel, VM, Cea, F., León, V., Loscertales, F. y Sarramona, J (coords.): 1977).
Y ante el hecho evidente de que en las instituciones educativas
venezolanas y en muchos otros países se observan síntomas de malestar docente
por el cúmulo de presiones sociales, ideológicas, políticas y
culturales que sobre el docente se ejercen; aunado a las exigencias de
convertir al docente en un tecnólogo educativo, se considera que es más
acertado valorizar la creatividad del
docente en el aula (por ejemplo el cumplimiento eficaz de enseñar
investigando), en sí, pues, es más importante considerar la acción
comunicativa eficaz del docente a la hora de evaluar su
práctica profesional, en tanto que su práctica es una práctica laboral reproductora
y generadora de saberes y actitudes ante
la vida y su entorno, y como tal, puede ser percibido su calidad considerando
la opinión de sus principales receptores: los alumnos.
Cómo se señaló anteriormente, la función básica de los docentes
es la comunicación, por lo que es conveniente, que cada docente reflexione una
vez más: ¿qué es la comunicación? (Edmund, Marc.
y Dominique, Picard: 1992), para así tener una definición próxima a su interés:
la función comunicativa de los docentes en todo proceso de evaluación de la
actividad educativa.
De ese modo, también se deriva en una definición genérica, pero
necesaria, de la comunicación educativa (Sarramona, J.: 1988, 1986), puesto que
el docente en su acción comunicativa ordinaria recurre al lenguaje como
herramienta básica de la comunicación y a otros recursos didácticos. De ahí que
se afirme que el acto de comunicar es resultante equivalente a
transmitir y, como toda actividad de transmisión, se da un contenido
(mensaje) y una intención. Por lo que se infiere que la comunicación educativa
es un tipo de comunicación humana que persigue logros educativos.
Según la perspectiva constructivista, la comunicación educativa
constituye el proceso mediante el cual se estructura la personalidad del
educando; lográndose a través de las informaciones que este recibe y
reelaborándolas en interacción con el medioambiente y con los propios conceptos
construidos. Dicho esto, se tiene que el proceso de aprendizaje no es reducible
a un esquema mecánico de comunicación, por cuanto el educando como receptor no
es un ente pasivo, sino que es un ser que reelabora los mensajes según sus
propios esquemas cognitivos.
Cabe agregar que para que la comunicación educativa sea
eficaz, esta ha de reunir ciertas características, tales como:
- Postura abierta en el emisor y en el receptor para lograr un clima de
mutuo entendimiento.
- Bidireccionalidad del proceso, para que el flujo de los mensajes pueda
circular en ambos sentidos, si bien mayoritariamente lo haga de educador a
educando.
- Interacción en el proceso, que suponga la posibilidad de modificación
de los mensajes e intenciones según la dinámica establecida.
- Moralidad en
la tarea, para rechazar tentaciones de manipulación.
Aunque en los sistemas educativos es el docente quien ejerce en
gran medida las funciones de emisor e influencia sobre los educandos, debe
considerarse que la configuración personal de
los educandos se logra a través de múltiples fuentes personales
e institucionales y ya no exclusivamente por la acción comunicativa de los
docentes; mención
especial es el caso de la fuerte influencia de los medios de
comunicación de masas (Mass Media), cuya influencia es tan controvertida como
evidente.
En la actualidad se insiste en un Nuevo Rol del Docente (Carlson,
J y Thorpe, C: 1990; Mager, Robert F: 1988), sugiriéndose, en ese sentido, la responsabilidad de
actuar como mediador entre el educando y la compleja red informativa que
sobre él confluye; tales sugerencias en realidad se apoyan en al Teoría de
la Comunicación, que junto con la Teoría de Sistemas y las Teorías Cognoscitivitas
del Aprendizaje, constituye uno de los pilares fundamentales de la nueva concepción
de la Tecnología Educativa
(Castillejo, J:1986).
Desde la perspectiva Humanista el docente debe considerar que la comunicación
en el aula debe tener carácter clínico
o didáctico en el sentido de que el docente tiene que reconocer que su
misión es la de optimizar el desarrollo de los aprendizajes, aplicando estrategias y
métodos de rigurosidad científica y actuando de una manera profundamente
objetiva. Este reconocimiento elimina los convencionalismos de docente
prepotentes y agresivos que generan stress en
lo estudiantes y promueve la conscientización de que la comunicación es un acto
en el cual tanto el docente como el estudiante se encuentran entre sí como lo
que son seres humanos en un proceso de aprendizaje.
La comunicación didáctica en
el aula se
caracteriza por una relación terapéutica entre docente y estudiante
constituyendo un auténtica encuentro entre seres humanos que luchan por la
misma causa: la optimización de los aprendizajes. Si la relación es adecuada, el trabajo del
docente es realizado más eficientemente y las situaciones son desarrolladas
favorablemente. De esta manera una positiva relación entre docentes y
estudiantes cultiva la efectividad en el proceso de aprendizaje.
Dicha comunicación puede definirse como el
proceso por medio del cual la información es
intercambiada y entendida por un docente y uno o más estudiantes, usualmente con
la intención en aquél de motivar o influir sobre las conductas de éstos,
generándose así un encuentro donde no hay parte silenciosa.
Es un acto donde un ser humano llamado docente conoce, comprende y ayuda
a otro ser humano llamado estudiante, quien realiza esfuerzos de acuerdo con
sus propios recursos y experiencias en un afán de lograr sus metas.
Esta comunicación didáctica se fundamenta
en la psicología humanística,
llamada también de la tercera fuerza,
que considera al ser humano como lo que es, una estructura biológica con libertad de
funcionamiento, provisto de una estructura interna que le capacita para
interactuar con otros en forma libre y responsable. Único ser vivo dotado de un
lenguaje, con capacidad para ser, crear y evocar.
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