El tornado es un fenómeno de escala local que se produce durante tormentas de gran intensidad. Se caracteriza por un movimiento circular en forma de embudo que desciende de la base de una nube cumuliforme, alcanzando un diámetro de algunos cientos de metros en la superficie. Su duración es muy variable, entre algunos segundos y algunas horas.
En el centro del tornado la presión atmosférica es muy baja, pudiendo alcanzar unos 100 milibares menos que en el ambiente alrededor del tornado. Los vientos máximos son muy difíciles de medir, estimándose que en los casos más intensos pueden superar los 650 km/hr. Debido a esto, el tornado es el fenómeno atmosférico que tiene la mayor capacidad destructora a nivel local.
Estados Unidos es el país más expuesto a la ocurrencia de tornados, con una frecuencia media de unos 750 episodios por año. En promedio tienen un diámetro entre 150 m y 600 m en la base, un velocidad de avance cercana a 50 km/h y un recorrido del orden de 25 km. Sin embargo, en casos excepcionales un tornado puede recorrer cientos de kilómetros permaneciendo durante varias horas.
La ocurrencia de un tornado en centros poblados puede provocar un desastre de grandes proporciones, por la pérdida de vidas humanas y materiales.
Un fenómeno parecido a un tornado, pero que ocurre sobre el océano o sobre un lago, se denomina Tromba. En Chile el tornado es un fenómeno de muy rara ocurrencia y los pocos casos documentados se han localizado en la zona centro-sur del país. Parientes lejanos de los tornados son los torbellinos de polvo (remolinos o tolvaneras) que en Chile se forman durante todo el año en la región árida del norte, y durante el verano en la región central del país. Su formación se asocia a las altas temperaturas de la superficie que condicionan la existencia de fuertes corrientes ascendentes.
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