Un equipo de investigadores de las universidades de Berkeley y British Columbia han conseguido, gracias a un sofisticado programa informático, reconstruir con gran precisión varias "protolenguas", los antiguos y rudimentarios dialectos a partir de los que se desarrollaron los idiomas modernos.
Los resultados de la investigación se publicarán la próxima semana en la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences) y, según los investigadores, reproducen fielmente (hasta un 85%) los resultados de los sesudos manuales elaborados por los linguistas. Con la ventaja, por supuesto, de que realizan esa tarea infinitamente más rápido.
"Esperamos que nuestra herramienta revolucione la historia de la Linguística de la misma forma en que el análisis estadístico y el poder de computación han revolucionado el estudio de la Biología evolutiva", afirmaAlexandre Bouchard-Côté, autor principal del estudio. "Y aunque nuestro sistema no pretende reemplazar la exhaustiva labor de los linguistas más experimentados -añade- puede resultar muy valiosoa la hora de incrementar el número de lenguas modernas que ellos utilizan como base para sus reconstrucciones".
Las protolenguas se reconstruyen a base de agrupar palabras con significados comunes de lenguas modernas relacionadas entre sí, de analizar estructuras comunes y de aplicar, finalmente, las diferentes reglas sonoras y otros criterios para llegar hasta el "antepasado común" de todas ellas.
La nueva herramienta diseñada por Bouchard-Côté y sus colegas de la Universidad de Berkeley es capaz de analizar con gran rapidez los cambios sonoros al nivel de las unidades fonéticas básicas, y de operar con ellos a una escala mucho mayor de la que alcanzan las herramientas de análisis linguístico que existen en la actualidad.
Así, los investigadores lograron reconstruir con éxito una serie de protolenguas asiáticas a partir de más de 142.000 formas verbales de 637 lenguajes diferentes, hablados en el Sureste de Asia, Pacífico y amplias regiones del Asia continental.
La mayoría de las protolenguas no dejan testimonios escritos, aunque en algunos casos las reconstrucciones pudieron ser verificadas parcialmente con antiguos textos o viejas historias escritas.
Una notable excepción a esta regla la constituye el latín, el "antepasado común" de las lenguas romances, que está profusamente documentado y que se encuentra en el origen de los modernos español, francés, italiano, portugués y rumano.
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