Mientras que la mutación es la principal fuente de variación genética, porque a través de ella es que están hechos los genes «nuevos», la recombinación es un mecanismo que reorganiza los genes existentes en los cromosomas.
El principal mecanismo de recombinación genética es la reproducción sexual, que se lleva a cabo en dos fases consecutivas:
- Gametogénesis (formación de gametos).
- Fecundación (unión del gameto masculino a femenino).
Durante la gametogénesis, la célula diploide germinitiva sufre la meiosis, produciendo cuatro gametos, células haploides que contienen un cromosoma de cada par de homólogos. Como es sabido, los cromosomas se segregan de forma independiente, permitiendo un gran número de combinaciones entre cromosomas, dando lugar a varios tipos de gametos. El número de tipos diferentes de gametos producidos por un individuo diploide está dado por 2n, donde ‘n’ es igual al lote de cromosomas haploides.
En los seres humanos, donde n = 23 (23 pares de cromosomas), el número de gametos diferentes producidos por un individuo es 223 = 8388602, número válido tanto para el hombre como para la mujer. El número de encuentros posibles entre estos gametos en la fecundación es (8388602) 2, que tiene un valor aproximado de 7 trillones de cigotos posibles. Por lo tanto, la probabilidad de que dos hermanos sean iguales es prácticamente nula.
Todas las consideraciones realizadas hasta la fecha no han incluido la ocurrencia de crossing-over (sobrecruzamiento), lo que aumenta la variabilidad genotipo ya que proporciona nuevas combinaciones de genes y aumenta el número de tipos diferentes de gametos.
Una vez formados los gametos puede ocurrir la fecundación cruzada o la autofecundación.
- Fecundación cruzada: la unión de los gametos de individuos diferentes, pero de la misma especie.
- Autofecundación: la unión entre gametos masculinos y femeninos producidos por el mismo individuo.
Las poblaciones de individuos que presentan fecundación cruzada tienen mayores posibilidades de incrementar la variabilidad genética de cada vez, sin la adición de nuevos genes (por mutación, por ejemplo) que las poblaciones de individuos con la autofecundación.
La variabilidad genética es importante para la supervivencia de las especies. En este sentido, incluso organismos bisexuados desarrollarán, a lo largo de su evolución, diversos mecanismos que impiden la autofecundación y favorecen la fecundación cruzada, lo que permite un aumento en la variabilidad. Así, a través de la recombinación genética de una población puede aumentar su variabilidad genética sin la adición de nuevos genes.
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