Obra cumbre de la
arquitectura mogol, el Taj Mahal está considerado como uno de los más bellos
edificios del mundo. Fue levantado en Agra, al norte de la India, por
iniciativa del emperador Shah Jahan, en memoria de su esposa Muntaz Mahal
LA LEYENDA DEL
PALACIO REAL
Esta historia real,
data de 1607, cuando un príncipe de tan solo 20 años de edad, heredero del Gran
Imperio Mongol, conoce a una joven persa-musulmana llamada Mumtaz Mahal de
quien se enamora profundamente.
Es ella quien se
transforma con 19 años en la nueva princesa y segunda esposa de este emperador,
celebración que se llevo a cabo en la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh,
unos 200 Km. al sureste de Delhi, India.
El era un príncipe
heredero de quince años, ella una adolescente de catorce; la leyenda dice que
la joven vendía bagatelas cuando se vieron por primera vez. Se llamaba Aijumad.
Era bella, inteligente y culta, pero las razones de estado interfirieron con la
temprana pasión: el príncipe fue obligado a tomar por esposa a una princesa
como él, hija del rey de Persia. Pero la ley musulmana vino en su ayuda:
permitiendo que un hombre tuviera cuatro esposas.
Consultando la
fecha con los astrólogos de la corte, se llegó al día del casamiento. Sha
Jahan, por fin pudo reunirse con su amada en el año 1612, después de cinco años
impedido de verla. Poco después, el nombre de ella sería cambiado por otro:
Mumtaz Mahal, qué significa, literalmente, ‘la elegida del palacio’. La feliz
unión duró diecinueve años. En 1631, Tras 19 años de matrimonio y de una vida
de gran amor, Mumtaz fallece en Berhanpur, luego de dar a luz a una niña, su
hijo N° 14. Ella se encontraba allí
acompañando a su esposo en una campaña, cuyo objetivo era sofocar una
rebelión.
El emperador recibe
un pedido de su adorada esposa antes de morir, en donde debía cumplir con las
siguientes promesas:
Que construyera su
tumba;
Que se casara otra
vez;
Que fuera bueno con
sus hijos;
Que visitara su
tumba cada año en el aniversario de su muerte.
El emperador y
amante esposo se sintió morir también. Su tristeza era tan profunda que se
encerró en sus habitaciones ocho días con sus ocho noches, sin probar comida ni
beber. Al cabo de ese tiempo, pálido y envejecido, salió y ordenó que se
cumpliera el luto en todo el reino. Prohibió usar vestimentas de colores, tocar
música, usar perfumes y joyas, y hasta llegó a prohibir la sonrisa entre los
súbditos.
Mientras tanto,
Jahan hizo un juramento: Mahal tendría la tumba más hermosa que el mundo
hubiera visto jamás, en testimonio de su amor y para que el recuerdo de su
nombre perdurara por siempre.
Con la fusión de la
tradición hindú y la persa-musulmana dando forma en mármol blanco, se obtuvo
como resultado la construcción del Rauza, es decir de la tumba de la “elegida
del Palacio”, a pedido de Shah Jahan.
Este hoy, patrimonio de la humanidad fue emplazado en los bancos del río
Yamuna en 1631. Para tal construcción se emplearon veinte mil obreros y los
materiales utilizados fueron transportados desde Marrana mediante elefantes
(1.000) ya que la distancia a recorrer era de unos 300 kilómetros. Finalizando
en 1653, con este gran mausoleo de amor.
Este majestuoso
homenaje tuvo su lado costoso para Shah Jahan quien perdido por su amor vivía para venerar a su mujer. A tal
punto que esta obra fue adornada en su interior y exterior por piedras
preciosas de distintos puntos, por ejemplo: desde Bagdag, China, Afganistán,
Tíbet, Egipto, Persia, Yemen, Rusia y Ceilán, entre otros. Esto llevo a que
este emperador caiga rotundamente en una ruina económica y consecuentemente en
la pérdida de su trono. Por la disputa de este último se desató una cruenta
guerra entre los posibles herederos. Frente a ello, cuando Shah Jahan se siente muy debilitado, decide rendirse, y
su hijo Aurangzeb toma el trono, y le permite seguir con vida a cambio de
quedar prisionero hasta el día de su muerte en el Fuerte del Agra.
Finalmente, este
fallece en 1666, el cual es enterrado en el Taj junto a su amada esposa. Sin
embargo, la historia cuenta que Sha Jahan había proyectado construir justo
enfrente del Taj, una replica exacta en mármol negro y unir ambos mausoleos
mediante un distinguido puente. Sin embargo, hoy podemos decir que este
monumento, quintaesencia del arte musulmán en la India es el regalo del
emperador a toda la humanidad.
Hoy, el gran monumento de amor es una de las
“Siete Maravillas del mundo”. Su nombre “Taj Mahal”, se traduce generalmente
como “Palacio de la Corona” o “Corona del Palacio”, pero los historiadores nos
afirman que su designación no es más que una abreviación del nombre de la
Elegida del Palacio, Mumtaz Mahal.
La prenda de amor
de un emperador:
Agra, es la ciudad
capital del gran imperio Mongol, creado en 1526 y que perdura hasta 1857. Su
fundador fue Babur un descendiente de Gengis Khan, de religión islámica y que
logra esto tras conquistar el norte de la India. A partir de aquí todos los
emperadores que le suceden dedicarían gran parte de su esfuerzo en edificar
hermosos monumentos y embellecer dicha ciudad.
A diferencia de la
arquitectura cristiana, en la islámica la distinción entre edificios civiles y
religiosos en de menor acentuación. Esta
arquitectura islámica era aquella introducida en el subcontinente entre los siglos
XI y XII, la cual tenía una continuada tradición persa. La geometría, la
simetría y el equilibrio son características básicas de la misma y cada
elemento aislado se inserta dentro de un marco unificador de compleja
decoración geométrica. Denotando así, la intención de señalar el dominio en la
fe coránica. Por lo tanto, la oración es el eje que configura la construcción,
en donde todas aquellas se orientan hacia la santa ciudad, es decir hacia La
Meca.
La edificación de
los majestuosos palacios fue característico de cada emperador mongol, quien
luego de su muerte lo transformaba en su sepulcro y el de sus esposas costumbre emblemática de
este Imperio. Cada uno de ellos fue construido en mármol, con grandes jardines
como entradas al mismo. Pero sin lugar a dudas el Taj Mahal, es el más simbólico
de todos ellos. Es un monumento de amor que lo imagino Sha Jahan como ofrenda a
su mas amada esposa, Mumtaz Mahal, tras su muerte (1631). Este sultán mongol,
era un enamorado del arte y la belleza. A el se le atribuyen más obras de
artes, sin embargo todos los estudiosos están de acuerdo en que la gran gloria
del Taj Mahal reside en la cuidadosa simetría con que sus elementos conocidos
se han reunido para formar un conjunto de particular armonía.
La construcción
El edificio empezó
a construirse hacia 1632, según los planos de un consejo de arquitectos
procedentes de India, Persia y Asia central, aunque parece que el auténtico
inspirador fue el propio emperador. Trabajaron en su realización más de 20.000
obreros; las obras del mausoleo concluyeron en 1643 y ¡as de las dependencias
adjuntas en 1649. En total, el proyecto ocupó veintidós años y costó cuarenta
millones de rupias. Se conocen los nombres de algunos de los maestros que
participaron en la empresa: el turco Ismail Afandi, que diseñó las cúpulas;
Qazim Khan, de Lahore; Chíranji Lal, de Delhi, que se encargó de los mosaicos;
el cantero Amir Ah, de Beluchistán; Amanta Khan, de Shiraz (Persia), insigne
calígrafo. El maestro de obras fue el turco Listad Isa; la leyenda cuenta que,
cuando el edificio estuvo acabado, Jehan ordenó cortar su mano para impedir que
pudiese repetir una’ obra semejante. En los escritos de un misionero portugués
de la época parece aludirse a la posible intervención de un artista italiano,
Jerónimo Veroneo. Aunque efectivamente vivió en Agra durante esos años, nada
parece apoyar de forma seria esta hipótesis.
La entrada
El recinto está
flanqueado al norte y al sur por dos sectores oblongos más pequeños: en el
meridional se alza una puerta de piedra arenisca que da entrada al complejo y
algunos edificios auxiliares de finalidad incierta; en el septentrional,
paralelo al cauce del Yamuna, se levanta el mausoleo. El emperador accedía al
lugar por el río, en barca, junto con su séquito. Los demás visitantes debían
entrar por un gran patio, en el lado sur, donde se daba la limosna a los pobres
y donde, en cada aniversario de la muerte de Muntaz, se distribuían enormes
sumas de dinero entre los menos favorecidos. En el mundo musulmán, estas
puertas también tenían un fuerte simbolismo, pues representaban la entrada al
paraíso: desde el punto de vista metafísico, eran consideradas el punto de
transición entre el mundo exterior de los sentidos y el mundo interior del
espíritu.
Los jardines
El complejo,
alineado de norte a sur, tiene una planta rectangular de 580 m de largo por 305
de ancho. En el centro ‘del rectángulo se sitúa un jardín cuadrado de 300 m,
cuyo eje principal se extiende de sur a norte, desde la puerta hasta el
mausoleo. Con una extensión de 6,9 hectáreas, fue proyectado como
representación del paraíso terrenal, al estilo de los jardines persas
introducidos en la India por Babur, el primer emperador mogol. Originalmente
contenían multitud de flores y árboles exóticos, todo: ellos en disposición
geométrica y perfectamente simétrica: los jardineros trabajaron con el empeño
consciente de traducir la perfección celeste a términos terrenales, siguiendo
una serie de fórmulas bien conocidas. Así, el cuatro, número sagrado en e Islam,
fue la base de todo el diseño.
Los canales,
símbolo de los cuatro ríos del paraíso (de los que, según la tradición, manaba
agua, leche, vino y miel), con fuentes y flanqueados de cipreses (que, además
de dar sombra, acentúan las líneas de la perspectiva), se cruzan en el centro
formando un estanque de nenúfares en mármol blanco, algo elevado del suelo;
símbolo de alKawthar, el estanque celestial de la abundancia mencionado en el
Corán, fue concebido para que el mausoleo se reflejara en sus aguas. Cada una de
las cuatro partes que delimitan los canales está dividida en dieciséis
parterres por caminos de piedra.
En la arquitectura
mogol, el agua se utiliza tanto para los rituales de ablución como para
humidificar y enfriar el ambiente, una sabía combinación del significado
religioso con la necesidad práctica. Se extraía del río y se introducía en unos
canales subterráneos desde los que se derivaba para llenar los estanques y
regar os jardines.
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