ADN
Estructuralmente, el ADN es una molécula de doble
cadena, cada una de las cuales está dirigida en sentido antiparalelo
(considerando la dirección de su polimerización o crecimiento) y ambas cadenas
forman una estructura en espiral (a modo de escalera de caracol) en donde los
grupos azúcar-fosfato constituyen el esqueleto o armazón que representan los
laterales paralelos de la escalera de caracol, mientras que las bases
nitrogenadas están orientadas hacia el eje central de la espiral y representan
los peldaños de la escalera. El apareamiento de las bases entre ambas cadenas
se realiza con una extraordinaria selectividad, de acuerdo con la siguiente
regla: Adenina con Timina (A-T) y Citosina con Guanina (C-G) y cada 10 pares de
bases (peldaños) da lugar a una vuelta completa de la hélice.
La información contenida en el
ADN es decodificada en dos etapas consecutivas denominadas transcripción y
traducción. La transcripción supone la síntesis de ARN (ácido ribonucleico)
constituido por una secuencia de cuatro nucleótidos (ribonucleótidos)
conteniendo las mismas bases que los nucleótidos que forman parte del ADN
(desoxirribonucleótidos) con la salvedad que la Timina es sustituida por
Uracilo. El orden de los nucleótidos en el ARN viene definido por la secuencia
de los mismos en una de las cadenas del ADN que sirve de molde. Por último, la
traducción supone el cambio del código basado en una secuencia de nucleótidos
en otro basado en una secuencia de aminoácidos (proteína), merced a unas
moléculas de ARN especiales denominadas ARNt (ARN de transferencia).
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