El WiFi se basa en ondas de radiofrecuencia, similar a la de los
microondas.
Teniendo en cuenta que en los hornos microondas se puede hacer, por ejemplo,
nuggets de pollo, no sorprende la posibilidad de que la exposición al WiFi sea
perjudicial para la salud.
Afortunadamente, aunque son bastante omnipresentes, las ondas wifi se emiten
a intensidades mucho más bajas que las de los hornos de microondas.
Por lo tanto, no pueden producir los mismos efectos de calor.
Aun así, a algunos les preocupa que pueda resultar dañino después de años de
exposición.
Hasta la fecha, los epidemiólogos no han revelado ninguna evidencia
consistente que compruebe que es perjudicial.
En cambio, sugieren que nos preocupemos por cosas verdaderamente peligrosas,
como tropezar con los cables que necesitaríamos si no usáramos los dispositivos
WiFi.
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