LA EDUCACIÓN EN VALORES
“El fin de la educación no es hacer al hombre rudo, por el desdén
o el acomodo imposible al país en que ha de vivir, sino prepararlo para vivir
bueno y útil en él”
José Martí
José Martí
Los diferentes puntos de
vista acerca de la Educación en valores están relacionados a interrogantes
como: ¿qué son los valores?, ¿qué es la valoración?, ¿qué relación existe entre
la educación en valores y el proyecto educativo?, ¿es tarea de la Universidad
formar valores?, ¿cómo podrá la Universidad medir la formación y el desarrollo
de valores profesionales?.Estas preguntas si bien no agotan las inquietudes y
preocupaciones existentes, al menos introducen el análisis de los valores en la
formación profesional.Muchas de estas preocupaciones acompañan al
mundo actual de modo más general, se habla de crisis de identidad, de fe y de
epistemología. De identidad por la ausencia de un sentido claro de pertenencia
y por la carencia de proyectos comunes unificadores; de fe, por la incapacidad
de creer en algo, por la imposibilidad de cambio y la falta de confianza en el
futuro y; epistemólogica, por la supremacía del conocimiento y la razón, que se
expresa en una racionalidad instrumental-administrativa-gerencial, capaz de
aplastar lo afectivo y sentimental.Algunos afirman que vivimos
en una sociedad sin valores; otros que han aparecido nuevos valores asociados
al nuevo paradigma socioeconómico y cultural; también hay quien dice que el
problema está en la existencia de multivariedad de valores, lo que produce
confusión y desorientación en la actuación y valoración de los seres humanos.
Quizás esté ocurriendo todo ello, valdría la pena abordar el asunto teniendo en
cuenta que en todas las sociedades y en las diferentes épocas el hombre como
guía ha tenido que enfrentar sus propios retos de desarrollo, ¿por qué no
podría hacerse ante el acelerado desarrollo científico-tecnológico y la
globalización del mundo actual?No obstante a esta realidad, no es ajeno el
hecho de que existen cuestiones no resueltas en la comunicación y en la vida de
los hombres, en su educación, en su calidad de existencia, que impiden el
desarrollo de una personalidad integral y adecuada a la sociedad en que ésta se
despliega.El estudio sobre el comportamiento humano ha sido y es interés
de diferentes ciencias: la filosofía, la psicología, la sociología y la
pedagogía, las que desde sus diferentes objetos de estudios enfocan su campo de
acción. Así los debates pueden ser desde los distintos puntos de vista. No
obstante, el objetivo común está en la comprensión e interpretación de los
porqué de las actuaciones de los seres humanos, para lograr orientar el
comportamiento humano hacia las tendencias más progresistas y desenajenantes de
la humanidad, su crecimiento espiritual y material, todo ello dentro de los
requerimientos que impone la sociedad, de ahí que, en el centro de su análisis
se hallen los conflictos entre el ser y el deber ser, y derivado de ello entre
el hacer y el saber hacer.La comprensión de ¿qué son los valores?, ha sido objeto de reflexión y polémica por los
más relevantes filósofos hasta la actualidad. El objetivismo y el subjetivismo
como corrientes axiológicas son expresión de ello, manifiesto en “si el hombre
crea el valor o lo descubre” (Guervilla, 1994; 31). “El valor como el poliedro
posee múltiples caras y puede contemplarse desde variados ángulos y visiones,
desde una posición metafísica, los valores son objetivos: valen por sí mismos;
desde una visión psicológica, los valores son subjetivos: valen si el sujeto
dice que valen; y desde el aspecto sociológico, los valores son
circunstanciales: valen según el momento histórico y la situación física en que
surgen” (Guervilla, 1994, 32). Por supuesto que con ello no se puede concordar,
es necesario integrar todas las posiciones científicas en una concepción única
y coherente, puesto en cada uno existe una verdad.
La educación puede ayudar a definir un proyecto de vida efectivo y
eficaz, convirtiéndolo en un proyecto real, haciendo corresponder las
posibilidades internas del individuo y las del entorno, mediante el desarrollo
de los valores, la concepción del mundo, la capacidad de razonamiento, los
conocimientos, la motivación y los intereses.
La educación en valores tiene
como objetivo el alcance de una personalidad desarrollada o en desarrollo, la
que se entiende, “al caracterizar a un individuo concreto donde el sistema de
procesos y funciones que la forman se encuentran estructurados de manera
armónica, en un proyecto de vida realista, donde predomina la autodirección
consciente de los esfuerzos del individuo para lograr el desarrollo de sus
potencialidades en forma creadora, así como su participación en la actividad
social de acuerdo con valores de contenido progresista” (D’Angelo, 1996:4).
“Nuestro estudio no tiene como los otros, un fin especulativo: si
hemos emprendido esta investigación, no es para llegar a saber qué es la virtud
-en tal caso, nuestro estudio sería inútil-, sino para llegar a ser bueno”
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