Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

lunes, 3 de septiembre de 2012

LA ATENCIÓN EN CLASE.




La atención de los alumnos en el aula, es la dificultad que mayoritariamente señalan los profesores en cualquiera de las etapas. “Los alumnos no atienden“, “no prestan atención“, “cometen errores por no poner atención“, “me cuesta mucho que estén centrados“, son las quejas más frecuentes que se escuchan.
Efectivamente, sin atención no hay enseñanza ni aprendizaje, luego es un asunto serio. Por ello, en esta entrada les propongo algunas estrategias para mejorar la atención en el aula.

1º. Plantearse un objetivo realista

Lo primero que tenemos que marcarnos es un objetivo realista. No se puede pretender que los alumnos permanezcan con el mismo nivel de atención toda la mañana, los cinco días de la semana. Eso es inviable. La atención es un recurso cognitivo limitado y como tal no podemos abusar de él.

2º. Gestionar el tiempo

La atención fluctúa a lo largo de una sesión de clase, de la mañana e incluso de la semana. Es lo que se llama la curva de atención.
Se puede decir que solo contamos con unos minutos de máxima concentración en cada sesión. En las primeras horas ese período de tiempo puede ser mayor, mientras que en las últimas horas es tiempo se reducirá.
Por tanto, una tarea del educador es gestionar el tiempo. Una curva general sería aquella que en los primeros minutos intenta centrar la atención, que consigue mantenerla unos minutos y que puede prolongarla unos minutos más con los recursos que ahora se exponen, pero que poco a poco va descendiendo a lo largo de la sesión.
Saber gestionar esta curva genérica implica introducir actividades que se adapten a ella. Esto supone, saber captar la atención, realizar las tareas de máximo rendimiento en el momento oportuno e introducir actividades de menor exigencia cuando la curva de atención va descendiendo.
También implica saber hacer pausas, para “dar un respiro” y retomar la concentración. He tenido profesores que eran verdaderos artistas en esta gestión del tiempo y no eran pedagogos precisamente. Limitaban el tiempo de esas explicaciones y sabían introducir pequeñas pausas en las que nos contaban “sus “batallitas personales“. Seguro que tienen experiencias similares.

3º. Reducir los estímulos distractores

La atención es un filtro cognitivo, que selecciona entre los estímulos relevantes y los que no lo son. Cuanto más reduzcamos los posibles distractores mejor rendimiento obtendremos.
Esto supone, cuidar las condiciones ambientales, que los chicos estén cómodos, que no haya interrupciones, retirar aquello que pueda distraer de la mesa de los chicos. No pasa nada por perder unos segundos en pedirles que retiren todo de la mesa.
Un profesor colocaba un cartel en la puerta de la clase cuando iba a explicar: “no interrumpir, estamos explicando” y de esta forma evitaba visitas que cortaban el hilo de la concentración.
Hablar en un tono de voz demasiado elevado o gritar con excesiva frecuencia, es un estímulo estresante que favorece la distracción, por ejemplo.

4º. Apoyo visual

Cuando las actividades se realizan con apoyo visual, mejora la atención y la concentración se prolonga mucho más. Algunos profesores pretenden que sus alumnos de Infantil, de Primaria o de Secundaria, soporten explicaciones de 40 minutos con el único apoyo de la voz del profesor.
Las presentaciones, el uso de imágenes, los esquemas en la pizarra, o simplemente garabatear en el encerado, mejora significativamente la atención. Si se quiere mantener la concentración solo de oído, no pidamos demasiado tiempo a los chicos.

5º. Cuidar los momentos de transición

En el aula y en una mañana de clase existen diferentes momentos de transición: volver del recreo, cambio de asignatura, de un examen a una clase… Es necesario cuidar estos momentos para captar la atención.
Al volver del recreo, por ejemplo, sin enfados ni gritos, hay que conseguir que los alumnos se serenen y se centren: actividades como un dictado, una lectura, o unos ejercicios de relajación puede hacer que los alumnos se serenen y se pueda captar la atención.

6º. Interaccionar positivamente con ellos

Interacciona con ellos! Hazle preguntas constantemente, pide su opinión. No pueden ser sujetos pasivos sentados en su mesa: eso favorece el aburrimiento.

7º. Favorecer su participación activa

Si de verdad queremos que los alumnos estén atentos, démosle a ellos más protagonismo. Cuando ellos participan activamente, todos están más atentos por que los iguales, nos guste o no, son más significativos, sobre todo en adolescentes.
A partir de ciertas edades, pueden exponer partes del tema, proponer actividades o realizarlas en grupo. Cuando se realizan inicialmente, parece que no va a funcionar, pero cuando se acostumbran a trabajar de esta manera, el rendimiento atencional mejora.

8º. Reforzar a los alumnos que están atentos

Gastamos mucha energía en llamar la atención al que no nos presta su atención: cambien de estrategia: alude, elogia, mira a los que están concentrados y atentos; en la medida de lo posible ignora a los que no lo están.
En resumen, las estrategias que se han facilitado son:
  1. Plantearse un objetivo realista
  2. Gestionar el tiempo
  3. Reducir estímulos distractores
  4. Apoyo visual
  5. Cuidar los momentos de transición
  6. Interaccionar positivamente con los alumnos
  7. Favorecer su participación activa
  8. Reforzar a los alumnos que estén atentos

EJERCICIO PARA MEJORAR LA  ATENCIÓN.
Reserva para este ejercicio entre 5 y 10 minutos cada día en los que sepas que no van a haber interrupciones (no hay llamadas de teléfono, queda mucho para que te bajes del autobús, tu programa favorito de televisión no empieza todavía, no has quedado con nadie, …). Entonces empieza el proceso:
  • Siéntate en una silla de forma que estés cómod@
  • Cierra los ojos
  • Respira profundamente
  • Fíjate en tu respiración. Nota cómo inspiras (el aire entra en tus pulmones lentamente)… y cómo expiras (el aire sale lentamente de tus pulmones)…
  • Sigue fijándote en la respiración. Nota cómo inspiras… y cómo expiras…
  • Si notas que tu mente se va a otro sitio, eso está bien. Simplemente haz que se fije de nuevo en la respiración. De forma tranquila. Sin frustraciones. Sin brusquedades, de vuelta a la respiración
  • Sigue así un mínimo de 5 minutos
Enséñale a tu mente a concentrarse. Si no sabe cómo, ayúdale con este truco tan sencillo y útil.



 

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