Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

viernes, 19 de octubre de 2012

Conocimiento metacognitivo



Entendemos el conocimiento metacognitivo como aquel que se refiere a cómo aprendemos, pensamos, recordamos. Remite a cada individuo o sujeto, aún cuando se pueda pensar más de una vez en plural cómo piensa un grupo de estudiantes o un grupo de ciudadanos determinado. Al conocer la actividad cognitiva es posible ejercer un control sobre ella y permitir una mayor eficacia sobre los procesos que se llevan a cabo. Este control que permite un mejor desempeño se denomina autorregulación. La metacognición y la autorregulación son dos vocablos de profundo interés cuando los docentes reconocemos cómo favorecer en los estudiantes los procesos cognitivos, en vistas a ayudar a que se desplieguen mejores procesos comprensivos. Se trata de una preocupación que puede inscribirse desde la educación inicial hasta los cursos de posgrado atravesando todos los niveles del sistema educativo. En este documento trataremos de desarrollar algunas cuestiones del conocimiento metacognitivo que pueden ser relevantes a la hora de pensar en la enseñanza e implementar propuestas para ello.

¿Qué es la metacognición?

La metacognición es la conciencia y el control de los procesos cognitivos. Se pueden identificar tres grandes rasgos, según John Flavell (1993), que nos remiten al conocimiento sobre las personas, tareas y estrategias. Las variables personales incluyen todo lo que uno debería saber acerca de uno mismo en relación a cómo aprende y también cómo lo hacen los otros sujetos, las referidas a la tarea se vinculan al conocimiento de las actividades cognitivas que deben emplearse para resolver una actividad determinada y las vinculadas con las estrategias remiten al conocimiento de la efectividad de los distintos procedimientos para la resolución de una tarea.

Estos tres grandes rasgos se solapan y vinculan de diferentes maneras según los casos. Pero un sencillo ejemplo que da cuenta de los tres rasgos podría ser: Emilia reconoce que le es más fácil hacer un despliegue de hechos y situaciones que una síntesis, también sabe que la tarea que le solicitan refiere más a la posibilidad de hacer una síntesis y, por lo tanto, deberá ampliar el tiempo que pensaba dedicarle a la actividad por la dificultad que para ella implica la resolución. Esto implica: Emilia sabe qué le es más fácil o difícil, reconoce las características de la tarea encomendada y pone en acto una estrategia para resolver la situación.

Por otra parte, es posible que no se pueda discriminar, tal como lo hemos hecho, toda la secuencia y sea esta una apreciación global más que un reconocimiento personal de la tarea y la estrategia. Algunas reflexiones metacognitivas implican dos y no tres combinaciones. Como cualquier conocimiento, éste puede ser intencionado, buscado, o totalmente automático, puede ser preciso o borroso e influir conciente o inconcientemente en las actividades cognitivas de los sujetos.

Una persona que posee conocimiento metacognitivo puede saber que le es difícil memorizar algo que nunca vio escrito y eso lo conduce a escribir la frase, número o listado. Pero otra puede ignorarlo y entonces, frente a una dificultad específica de un estudiante, los docentes, al reconocer las actividades reflexivas que se deben realizar podemos ayudar a su resolución indicando tareas y poniéndole nombre a cada una de ellas. Reconocemos que para entender algo es importante hacer un esfuerzo comparativo, ordenar los diferentes hechos según algún criterio, etc. Utilizaremos un lenguaje que nombra a esos procesos cognitivos e instaremos para provocarlos. En síntesis: no se trata de que los alumnos comparen o sinteticen sino que sepan qué se está comparando o sintetizando.

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