Pintor y grabador noruego. Tuvo una
infancia muy difícil, ya que su madre y su hermana murieron cuando él era muy
joven, y su padre era hombre dominado por obsesiones de tipo religioso. De todo
ello surgió una personalidad conflictiva y un tanto desequilibrada, que él
mismo consideraba la base de su genio.
Edvard Munch
En 1885 llevó a cabo el primero de
sus numerosos viajes a París, donde conoció los movimientos pictóricos más
avanzados y se sintió especialmente atraído por el arte de Gauguin. No tardó en
crear un estilo sumamente personal, basado en acentuar la fuerza expresiva de
la línea, reducir las formas a su expresión más esquemática y hacer un uso
simbólico, no naturalista, del color, y de ahí su clasificación como pintor
simbolista.
De 1892 a 1908 vivió en Alemania,
sobre todo en Berlín, aunque hizo frecuentes viajes a Noruega y París. En
Berlín presentó en 1892 una exposición que tuvo que ser retirada por el
escándalo que suscitó y que dio pie a la creación de la Secesión Berlinesa. En
1908 volvió definitivamente a Noruega, donde recibió algunos encargos oficiales
(pinturas del paraninfo de la Universidad de Oslo) y pasó sus últimos años en
soledad.
El grito (1893), de Edvard Munch
El pintor decía de sí mismo que,
del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y
disecado cuerpos, él intentaba disecar almas. Por ello, los temás más
frecuentes en su obra fueron los relacionados con los sentimientos y las
tragedias humanas, como la soledad (Melancolía), la angustia (El grito, tal vez
su mejor obra), la muerte (Muerte de un bohemio) y el erotismo (Amantes, El
beso).
Se le considera precursor del
expresionismo, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus
figuras, además del mejor pintor noruego de todos los tiempos.
Fuentes relacionadas:
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