Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

miércoles, 17 de octubre de 2012

EL CICLO DEL CARBONO




¿Qué mantiene estable y fresquito el planeta? Lo hace, sin lugar a dudas, la vida. Millones de millones de pequeños organismos marinos captan el carbono atmosférico en forma de dióxido de carbono, cuando cae como lluvia y lo emplean para hacer sus pequeñas conchas. Encerrando el carbono en esas cascaras, impiden que vuelva a evaporarse y pasar de nuevo a la atmósfera  donde se acumularía peligrosamente como gas de efecto invernadero. 

Más tarde, todos estos pequeños moluscos y bichicos marinos mueren y caen al fondo del mar, donde se convierten, con los años, en piedra calcárea (y en la arena blanquita que ves cuando vas a la playa…). Hay en total unas veinte mil veces más carbono retenido en las rocas de la Tierra que en la atmósfera  Gran parte de esa piedra calcárea acabara alimentando volcanes, y el carbono volverá a la atmósfera y volverá a caer con la lluvia, comenzando de nuevo lo que se conoce como “El ciclo a largo plazo del Carbono”, proceso que se cree dura aproximadamente medio millón de años.

Pero los seres humanos tienen una imprudente costumbre: gustan de perturbar ese ciclo incorporando a la atmósfera cantidades brutales de carbono. 


Se ha calculado que, desde 1850, se han lanzado al aire 100.000 millones de toneladas de carbono, aumentando en la actualidad en 7.000  millones de toneladas por año. Aunque parece mucho, en realidad no es tanto (para insatisfacción de Al Gore), ya que la pachamama, a través de las erupciones volcánicas y la descomposición de las plantas lanza unos 200.000 millones de toneladas por año.



Sabemos por muestras de hielo que el nivel natural de dióxido de carbono atmosférico es de 280 partes por millón. En 1958 se había elevado a 315 partes. Hoy es de más de 360 partes y aumenta en 0.25 % al año. A finales del siglo XXI ascenderá a 560 partes. 



Hasta ahora los bosques y los mares han conseguido salvarnos de nuestra propia imprudencia, pero existe un umbral crítico en el que la biosfera natural deja de protegernos de los efectos de nuestras emisiones de mierda, produciéndose un aumento rápido del calentamiento de la tierra, que retroalimentaría el proceso, al cargarse muchos de los árboles y plantas capaces de absorber CO2, aumentando mas el problema.


Es cierto, como dicen mucho de los críticos del calentamiento global, que se han producido ciclos y estados similares sin la intervención humana. Pero eso no quiere decir que estemos haciendo bien tirando toneladas de basura a la atmósfera. 


Aunque, incluso en esto, la naturaleza es sabia: es casi seguro que el ciclo del carbono se restablecerá al final y devolverá a la Tierra una situación de estabilidad. La última vez que lo hizo no tardo más que 60.000 años. Claro que igual nosotros no estamos para contarlo, o por lo menos no todos.

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