Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

miércoles, 24 de octubre de 2012

NO A LA PROSTITUCIÓN INFANTIL

La prostitución infantil puede parecer un problema lejano, pero es la dura realidad, y un gravísimo problema social que no se ha conseguido erradicar.
La prostitución infantil es un mal presente en todo el mundo que, desgraciadamente. Va en aumento según la Organización de las Naciones Unidas, ONU.
Las cifras a pesar de ser frías e impersonales, permiten ofrecer una imagen global del tema al que se enfrentan las sociedades actuales.
No se dispone de cifras exactas sobre la prostitución infantil ya que las fuentes son tan clandestinas como las mismas prácticas. De lo que no hay duda es que los números son elevados, sobre todo teniendo cuenta el notable incremento de la prostitución infantil y juvenil de menores de ambos sexos.
De acuerdo a un informe de la ONU, Argentina, Brasil, Chile, Cuba y, Sri Lanka figuran en la lista de los países con mayor explotación sexual de niños en el mundo. Sin embargo, el carácter clandestino de este trabajo, el rechazo social, el ocultamiento y la negación de los "clientes" de sexo previo pago y de quienes dirigen el negocio o lo protegen, no permiten aproximaciones de carácter cuantitativo.
En Tailandia la situación afecta a 80.000 menores, de las cuales 60.000 no alcanzan los 13 años de edad. En Indonesia el 20% de las mujeres explotadas sexualmente son menores de edad.
En las grandes superpotencias mundiales como Estados Unidos y Canadá se prostituye en la actualidad cerca de 100.000 menores (20.000 en la ciudad de Nueva York) Al menos otros 100.000 son explotados en la industria de la pornografía infantil.
La mayoría de los niños y niñas explotados termina muriendo de SIDA, tuberculosis u otras enfermedades como consecuencia de las relaciones sexuales que son obligados a mantener.
La cruda realidad es que el negocio de la prostitución infantil mueve cifras millonarias y funciona tanto en lugares exclusivos con gente de alto poder adquisitivo y turistas extranjeros como en las estaciones de tren, donde adultos demandan sexo a niños de solo 10 años, varones o mujeres, a cambio de unas monedas o un plato de comida. No se trata sólo de niñas de clases sociales bajas, están presentes todos los sectores de la sociedad y, parece que todos tienen en común una debilidad anímica a partir de problemas familiares.

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