Un boletín de prensa da cuenta, este domingo, de
que el abogado Salvador Arroyo Ceja ha sido designado por la secretaria de
Educación, Teresa Herrera Guido, como nuevo subsecretario de Educación Básica.
Se trata de un abogado de blasones importantes
desde el punto de vista académico y profesional. Hasta donde sé, no tiene
mácula, al menos grave, en su currículum. Ha sido oficial mayor de la Cámara de
Diputados local, director de Coordinación Externa de Delegaciones de la
Procuraduría General de la República, y director de la Facultad de Derecho de
la Universidad Michoacana.
¿Y?
Pues nada, que siendo envidiable su trayectoria,
¿qué demonios tiene que ver con la tarea de la Subsecretaría de Educación
Básica, la más importante de la Secretaría de Educación?
Uno supondría que a esa área debiera llegar un
auténtico especialista en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas
educativas en su nivel de preescolar, primaria y secundaria. ¡Nada más! En un
estado con uno de los rezagos educativos, cuantitativa, pero sobre todo
cualitativamente, más graves a nivel nacional, la lógica indicaría que esa
oficina exigiría de un perito en la materia.
Se parte del hecho de que si la cabeza de la SEE
puede responder más a intereses de corte político, la clave radicaría en
la calidad de los nombramientos en las diferentes subsecretarías,
particularmente dos, la de Educación Básica y la de Educación Media y Media
Superior. Y ya más en el extremo, sin duda que la primera es la más importante,
la pieza clave en el sector educativo michoacano.
Por eso llama la atención la designación que hace
Teresa Herrera Guido. Seguramente casi que en cualquier otra área de gobierno,
el abogado Arroyo Ceja respondería con creces, pero ¿en educación básica?
¿O de plano ya tiró la toalla la maestra Herrera y
ha comenzado a hacer designaciones sin sentido?, ¿qué argumentación puede dar
para tal nombramiento? El boletín no saca mucho de dudas: “…dará cumplimiento
de que la normatividad sea el eje rector de su función…”, ¡órale!, ¿así, o más
confuso?
En el terreno educativo, ¿qué nos pasa, pues?
No hay comentarios:
Publicar un comentario