Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

viernes, 19 de octubre de 2012

¿QUE NOS PASA, PUES?


Un boletín de prensa da cuenta, este domingo, de que el abogado Salvador Arroyo Ceja ha sido designado por la secretaria de Educación, Teresa Herrera Guido, como nuevo subsecretario de Educación Básica.
Se trata de un abogado de blasones importantes desde el punto de vista académico y profesional. Hasta donde sé, no tiene mácula, al menos grave, en su currículum. Ha sido oficial mayor de la Cámara de Diputados local, director de Coordinación Externa de Delegaciones de la Procuraduría General de la República, y director de la Facultad de Derecho de la Universidad Michoacana.
¿Y?
Pues nada, que siendo envidiable su trayectoria, ¿qué demonios tiene que ver con la tarea de la Subsecretaría de Educación Básica, la más importante de la Secretaría de Educación?
Uno supondría que a esa área debiera llegar un auténtico especialista en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas educativas en su nivel de preescolar, primaria y secundaria. ¡Nada más! En un estado con uno de los rezagos educativos, cuantitativa, pero sobre todo cualitativamente, más graves a nivel nacional, la lógica indicaría que esa oficina exigiría de un perito en la materia.
Se parte del hecho de que si la cabeza de la SEE puede responder más a intereses  de corte político, la clave radicaría en la calidad de los nombramientos en las diferentes subsecretarías, particularmente dos, la de Educación Básica y la de Educación Media y Media Superior. Y ya más en el extremo, sin duda que la primera es la más importante, la pieza clave en el sector educativo michoacano.

Por eso llama la atención la designación que hace Teresa Herrera Guido. Seguramente casi que en cualquier otra área de gobierno, el abogado Arroyo Ceja respondería con creces, pero ¿en educación básica?
¿O de plano ya tiró la toalla la maestra Herrera y ha comenzado a hacer designaciones sin sentido?, ¿qué argumentación puede dar para tal nombramiento? El boletín no saca mucho de dudas: “…dará cumplimiento de que la normatividad sea el eje rector de su función…”, ¡órale!, ¿así, o más confuso?
En el terreno educativo, ¿qué nos pasa, pues?

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