Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

martes, 16 de octubre de 2012

EFECTO MOZART   




Una reciente investigación ha probado que los ritmos musicales, las canciones melódicas y la misma armonía de la música estimulan diversos sectores particulares del cerebro humano, lo cual parece sugerir que la música armónica puede ser utilizada terapéuticamente en casos de dificultades del hablar y en otros tipos de dificultades intelectuales vinculados a la vez con el cerebro y con los sonidos.

Otros estudios también han probado que el hecho de hacerle escuchar música armónica a los niños en gestación modifica considerablemente la estructuración funcional del cerebro de los mencionados niños. También se ha comprobado que que los bebés, durante sus primeros años de vida, son capaces de reconocer la música que escucharon estando dentro del vientre de sus mamás. Otros estudios también concluyeron que el coeficiente intelectual (CI) se incrementa entre los niños que reciben aprendizaje armónico vinculado con la música en forma regular.

Entre los niños, jóvenes y adolescentes se ha concluido que  al menos media hora de escucha musical o de aprendizaje de algún instrumento potencia la efectividad de sus sistemas inmunológicos.


El hecho de que se hable de un "efecto Mozart", como si solamente la música de este compositor genere estos resultados, es un error.  La expresión "efecto Mozart" (también llamado el "síndrome de Mozart") puede haber aparecido dentro de algún artículo periodístico los cuales buscan sintetizar en una sola frase toda una temática. Esto significa que toda la música armónica y no solamente la de Mozart, puede generar en los niños los resultados mencionados. Tanto la música de Chopin como la de Beethoven, e incluyendo la música de grupos contemporáneos como Evanescence y cualquier otra obra musical armónica harán igualmente bien el trabajo.

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