Hiperactividad
Se denomina hiperactividad a un comportamiento que se caracteriza por la actividad
excesiva y fuera de lo normal. Se trata de un
trastorno de la conducta
infantil que lleva al
niño a no poder quedarse quieto.
Este trastorno, no solamente aqueja al niño
durante las horas en las que se encuentra despierto, sino que también lo hace
durante la etapa de sueño, manteniéndolo en permanente
actividad. Los síntomas de este trastorno
conductual que afecta a muchos niños, incluyen desde treparse al mobiliario
hasta correr sin parar, pasando por la más amplia gama de movimientos.
Los niños hiperactivos disponen de mucha energía, por lo que sus
padres tienen que buscar la forma para que dicha energía pueda ser canalizada y
explotada de manera beneficiosa para el pequeño. La hiperactividad se origina en factores
neurobiológicos, en los cuales la genética tiene
una gran incidencia. Por eso su tratamiento puede incluir el suministro de
fármacos.
Síntomas y tratamiento
Este trastorno fue descrito por primera vez en 1902 por George Still. El especialista expresó que aquellos niños que la padecen han desarrollado una actividad motora muy intensa y por eso necesitan hallarse en constante movimiento. A su vez al estar rodeados de otras personas, su hiperactividad aumenta, sobre todo cuando son extraños o individuos a quienes no ven con frecuencia. A sí mismo, al estar solos, el ritmo de actividad disminuye considerablemente.
El mismo autor describió claramente el perfil de un niño hiperactivo y resaltó la importancia de ayudarlos porque este ritmo de vida (que no es voluntario), puede resultarles altamente dañino.
Según el especialista, estos niños manifiestan una actitud destructiva y no se sensibilizan a través de los castigos, al contrario parecen volverse más inquietos e inestables. Además, son criaturas a quienes es muy complicado educar, debido a que les resulta muy difícil permanecer pensando o haciendo una misma cosa durante un tiempo prolongado; poseen un coeficiente intelectual normal, pero no parecen poder rendir acorde al mismo (a la inquietud reflejada en los movimientos, las conductas por impulso y los desequilibrios emocionales, hay que sumar que estas personas que se distraen con facilidad).
Por otra parte, poseen un margen muy bajo de tolerancia frente a las frustraciones, lo que los lleva a volverse obstinados y persistentes para conseguir sus objetivos sí o sí. En lo que respecta a sus estados de ánimo, suelen ir de momentos de intensa alegría a llanto descontrolado, mostrando un desequilibrio emocional muy fluctuante.
Still dividió este trastorno en varias etapas, donde cada una se caracteriza por mostrar actitudes particulares:
*Desde los 0 a los 2 años: Pueden notarse problemas en el ritmo del sueño y mientras el niño se está alimentando. Sobresaltos, resistencia a los normales cuidados, irritabilidad, etc.
*Desde los 2 hasta los 3 años: Dificultades para expresarse, una actividad excesiva y poca conciencia de las situaciones de peligro, suelen sufrir numerosos accidentes.
*De los 4 a los 5 años: Manifiestan claras complicaciones para adaptarse a un grupo, desobedecen sistemáticamente y tienen dificultades para respetar los límites.
*Desde los 6 años en adelante: Presentan una gran impulsividad y problemas de aprendizaje causados por el déficit de atención. Además muestran problemas para relacionarse.
Es importante destacar por último, que la hiperactividad propicia problemas en el aprendizaje y se vincula a diversas alteraciones psicológicas, como el desarrollo de fobias, problemas de autoestima, ansiedad crónica o hasta depresión. Por todo esto, es primordial que los niños hiperactivos reciban un tratamiento adecuado para canalizar correctamente la energía.
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