Pintor holandés. Vincent Van Gogh
era el mayor de los seis hijos de un pastor protestante, y mantuvo con su
hermano Theo, cuatro años menor que él, una relación que sería determinante en
su existencia y su trayectoria artística. La correspondencia que ambos
intercambiaron a lo largo de toda la vida es el testimonio de la intensidad de
esta relación.
Tras recibir una esmerada educación
en un internado privado, con dieciséis años entró como aprendiz en la filial de
La Haya de la galería de arte parisina Goupil & Cie., fundada por su tío
Vincent; allí conoció las obras de la escuela de Barbizon.
El traslado de Van Gogh a Londres
en 1873 señaló el inicio de una primera etapa creativa. Tras un rechazo
amoroso, se volvió cada vez más solitario, hasta que en 1878 se vio impelido
por la necesidad de entregarse a sus semejantes, y tras intentar estudiar
teología, decidió satisfacer su vocación uniéndose a los mineros de la
Borinage. En este período realizó una serie de dibujos de los mineros.
Hacia 1880, tras ser expulsado por
su excesiva implicación, descubrió en la pintura su auténtica vocación, considerándola
una vía para consolar a la humanidad. En los primeros años de la década de 1880
estudió con diversos pintores, entre los que cabe destacar a Anton Mauve. Su
rápida evolución y el conocimiento de los impresionistas lo llevaron a
abandonar la enseñanza académica y a reunirse con Theo en París en 1876.
Su hermano le presentó a Pissarro,
Seurat y Gauguin, y esta situación coincidiría con la definición de su pintura.
Su paleta se tornó definitivamente colorista y su visión, menos tradicional,
dando forma a su personal visión del postimpresionismo. Su interés por el color
y por la captación de la naturaleza lo indujo a trasladarse a Arles, donde su
obra fue progresivamente expresando con mayor claridad sus sentimientos sobre
lo representado y su propio estado mental.
Con la pretensión de crear el grupo
de los «impresionistas del sur», Van Gogh alquiló una casa donde invitó a los
artistas con quienes compartía intereses y en la que Gauguin pasaría dos meses.
La primera crisis mental, en la que se cortó parte de la oreja izquierda, tuvo
lugar en la Navidad del mismo año 1888.
En abril del año siguiente, ante el
temor a perder su capacidad para trabajar, pidió ser ingresado en el hospital
psiquiátrico de Saint-Rémy-de-Provence donde permaneció doce meses. Tras sufrir
diversos ataques y ante la imposibilidad de salir al exterior a pintar, realizó
obras relacionadas con el hospital, retratos de médicos y reinterpretaciones de
obras de Rembrandt, Delacroix y Millet.
La pérdida de contacto con la
realidad y una progresiva sensación de tristeza son las claves de este período
en el que Van Gogh desarrolló un estilo basado en formas dinámicas y en el uso
vigoroso de la línea, de lo cual resultó una pintura más intrépida y visionaria
que la de Arles.
Sin conseguir superar el estado de
melancolía y soledad en que se encontraba, en mayo de 1890 se trasladó a París
para visitar a su hermano Theo. Por consejo de éste, viajó a Auvers-sur-Oise,
donde fue sometido a un tratamiento homeopático por el doctor, y pintor
aficionado, Paul-Ferdinand Gachet.
En este pequeño pueblo retrató el
paisaje y sus habitantes, intentando captar su espíritu. Su estilo evolucionó
formalmente hacia una pintura más expresiva y lírica, de formas imprecisas y
colores más brillantes. Pese a que unos meses más tarde el doctor Gachet
consideró que se encontraba plenamente curado, su estado de ánimo no mejoró
debido a los sentimientos de culpa provocados por la dependencia de su hermano
Theo y por su fracaso profesional. Sumido en esta situación de angustia, el 27
de julio Van Gogh se descerrajó un disparo en el pecho; murió dos días más
tarde.
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