La construcción de este centro
ceremonial se calcula hacia 1200 años d. C. y funcionó hasta que en 1536 los
españoles conquistaron al pueblo tarasco. Lo anterior se confirma por el
hallazgo de un entierro con características prehispánicas, en el que se
encontraron varias cuentas de vidrio europeo, lo que significa que cuando estos
materiales ya estaban en el altiplano de México, en el occidente de Mesoamérica
prevalecían los patrones culturales prehispánicos. Aunque este sitio es de una
clara ascendencia tarasca, la ubicación geográfica de la cuenca de Cuitzeo y el
concepto ceremonial del centro, captaron la presencia de algunos elementos
culturales provenientes de otras partes. Se puede mencionar la obsidiana del
cerro de Zináparo del norte de Michoacán o de Zinapécuaro al este de Cuitzeo;
así como materiales de las costas, en especial del Pacífico. Del altiplano
mexicano y desde luego, de la región tarasca de Pátzcuaro, de donde provenía su
principal influencia cultural.
Después de haberse realizado varias
visitas a la zona arqueológica durante las cuales se dirigieron los trabajos de
limpieza y desmonte, se inició la Primera Temporada de excavaciones en
diciembre de 1977. El sitio se
encontraba destruido por la acción de saqueadores que desde principios de este
siglo habían excavado en la loma y por los ejidatarios que cultivaban sobre las
estructuras. Hasta ese momento no se había realizado trabajo arqueológico en
esta región que revelara algún antecedente para iniciar los trabajos. La topografía del lugar era la única
pista de ubicación de las construcciones, ya que no había restos de ellas a
simple vista; los montículos se apreciaban principalmente en lo alto de la
loma. Al ser localizado un primer muro al cual se le denominó Estructura A, se
ampliaron las excavaciones siguiendo en ambos sentidos y retirando el escombro
que lo cubría. Además, de esta estructura A, se localizaron otras alrededor del
sitio. Es importante mencionar que
según la tradición arquitectónica tarasca, los templos con sus basamentos
siempre se erigieron en la parte alta de una loma natural, sobre una plataforma
artificial, o, como en el caso de Huandacareo, sobre plataformas y plazas, para
lo cual construyeron muros de contención adosados a las laderas de las lomas.
Una vez liberados los muros del
escombro que los cubría, fue indispensable asegurarlos. Se optó por limpiar las
juntas de lodo que sirvió como aglutinante, y por rellenar los espacios con una
mezcla de cemento, cal y arena; enseguida se subieron los muros siguiendo el
ángulo de inclinación de los taludes hasta la máxima altura obtenida. Para lo
anterior se aprovecharon las piedras que se habían derrumbado de los mismos
muros y se utilizó la mezcla antes mencionada. Como era imprescindible
diferenciar la parte original de la reconstruida, se optó por remeter esta
última un promedio de cinco centímetros de la original, permitiendo, de esta
manera, que siempre pudieran diferenciarse ambas partes, aunque el tiempo
terminara por igualar los tonos. A partir de la Primera Temporada de
excavaciones realizada a finales de 1977, se realizaron cinco temporadas más.
También se han realizado trabajos de mantenimiento de las construcciones.
A continuación se presenta un resumen
de lo que fundamentalmente se realizó en cada una de las temporadas de campo
llevadas a cabo en el sitio: I (1978): Se delimitó la zona hacia el sur,
liberando los muros más externos del escombro que los cubría. II (1979): Se
excavó la parte superior de la zona arqueológica, donde se encontró una plaza
hundida y dos basamentos para templo: el del Montículo 1, con una planta en la
que se combinan las formas rectangular y circular, y el del Montículo 2, de
planta rectangular y con los muros de un templo en su parte superior. También
se descubrieron el andador y la escalera oeste. III (1981): Se continuó
retirando el escombro hacia el lado oriental, desde la parte posterior del
Montículo 2, y se continuaron limpiando los muros que forman las ampliaciones
de las plazas.
IV (1982): Se exploraron tres
plataformas al oeste del lugar, tratando de localizar asentamientos
habitacionales. V (1983): Se excavaron los restos de lo que se denominó
Montículo 3, el Patio de las Tumbas, la explanada del Montículo 3 en la esquina
sud-occidental de la Plataforma 1 y el Montículo 2, denominado Plaza Norte y la
parte posterior del Montículo 2 que se llamó Plaza Este. Después de 1983 a la
actualidad, no se han vuelto a realizar trabajos en esta zona por parte del
Instituto Nacional de Antropología e Historia. Como resultado de la poca
atención que se le ha dado al lugar este se encuentra descuidado, lo que
resulta en una baja afluencia de visitantes al sitio, además de la falta de
publicidad para el mismo.
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