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La
  Evaluación De La Práctica Pedagógica Como Herramienta Para La Calidad
  Académica 
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Eje
  Temático: Impacto De Los Procesos De Evaluación Institucional 
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Palabras
  claves: Evaluación, práctica pegagógica, calidad académica. 
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INTRODUCCIÓN 
La
  tarea de enseñar, en cualquier nivel de la actividad educativa, lleva
  implícita la función de transferir de la manera más simple y clara posible,
  conceptos que permitan el despertar de las mentes en formación,a las
  múltiples vivencias que nos plantea la vida. 
Tamaña
  responsabilidad no puede ser ejercida adecuadamente, sin estar sometida a una
  constante revisión y actualización, tanto de los contenidos como de la forma
  de transferencia. Sin duda que la manera más directa de cumplir estos
  objetivos, es evaluar nuestra práctica pedagógica, camino más idóneo para
  asegurar la superación constante y efectiva de la formación humana y cultural
  de los educandos. 
Desde
  una perspectiva amplia, “se
  entiende por evaluación la realización de un conjunto de acciones encaminadas
  a recoger una serie de datos en torno a una persona, hecho, situación o
  fenómeno, con el fin de emitir un juicio valorativo sobre ello. Este juicio
  tiene como finalidad, recabar información para establecer una posterior toma
  de decisiones” (Hernández y Sancho, 1994). 
Hoy
  se reconoce a la evaluación, como una faceta fundamental para estudiar la
  dinámica de los procesos de enseñanza y aprendizaje. En general, cuando más
  nos abocamos a la práctica de evaluar la actividad docente, más nos
  concientizamos del carácter meramente enciclopédico de nuestra formación.
  Esto último, muy frecuente en la actividad docente universitaria argentina,
  es una de las barreras a vencer para contribuír a la tan buscada excelencia
  que debe caracterizar a este nivel educativo. 
REFLEXIÓNES
  SOBRE EVALUACIÓN 
La evaluación se presenta
  asociada a procesos como verificar, medir, valorar, juzgar, comparar,
  apreciar, ayudar y expresar, que denotan su esencia comunicativa. Sin
  importar cuál sea el enfoque por el que abordemos el tema evaluación, ésta
  constituye siempre un acto de comunicación puesto que implica producir un
  conocimiento y transmitirlo entre los actores intervinientes. 
En
  este caso, esos actores son los docentes, los estudiantes y el marco
  institucional en el que se insertan dentro de la comunidad educativa
  universitaria. Esto destaca la importancia de la función social de la
  evaluación, puesto que sanciona la apropiación o no de los aprendizajes
  imprescindibles para el desempeño social. Los resultados repercuten sobre
  aquél que es evaluado y su entorno inmediato y mediato, porque la evaluación
  convalida un saber particular; “la acreditación del saber expresa o habla de
  la posesión de un capital cultural y de valores que ocupan un determinado
  lugar dentro de la sociedad” (Mollis, 1993). Se podría decir
  que las acreditaciones, certificaciones o titulaciones, “garantizan”
  determinados “niveles de competencia”. 
La
  evaluación tiene también una función pedagógica y es creadora de un ambiente
  educacional determinado, debido a que todas las actividades escolares son
  potencialmente evaluables. Sirve,
  además, como referencia para la estructuración de las relaciones sociales que
  se dan en la comunidad educativa y por fuera de ella; para los estudiantes
  suele constituír el motivo preponderante para el estudio y actúa como un
  mecanismo de control cronológico y obligatorio que condiciona su transcurrir
  a lo largo de la carrera. 
Si
  bien la evaluación está íntimamente ligada a la acción docente, en muchos
  casos, es una actividad exigida como una obligación institucional, que lleva
  a evaluar porque “se
  tiene que informar sobre ello”, más que actuar de parámetro de control de la
  calidad educativa. “La
  evaluación debe tener por objeto descubrir hasta que punto, las experiencias
  de aprendizaje tal como se las proyectó, han producido los resultados
  apetecidos” (Gimeno Sacristán y Pérez Gómez, 1992). 
No hay obra educativa posible,
  sin antes lograr un consenso entre los sujetos que participan del proceso de
  enseñanza y aprendizaje; no hay obra educativa posible sin la constante
  atención del maestro a sus discípulos para conocer su estado de conocimiento
  y obrar en consecuencia. En la obtención de esta
  información, es de gran valor la participación de los alumnos; su opinión,
  como sujetos involucrados, es necesaria para mejorar los procesos educativos.
  Son ellos quienes dan cuenta de su propia situación ante el conocimiento, así
  como de nuestro quehacer como docentes y de las actividades académicas en
  relación a programas, temas, horarios, etc. 
En
  todo proceso de evaluación se establece una dinámica entre funciones,
  destinatarios, beneficiarios, modos y etapas de la misma; esto implica
  también, que al diagramar un proceso de evaluación, debemos considerar
  “algunos axiomas de la evaluación educativa”(Barlow, 1992.). 
1.-
  “No se pueden evaluar
  realidades que nos son totalmente desconocidas”. 
2.-
  “No se pueden evaluar
  realidades que nos son indiferentes”. 
3.- “La evaluación no esposible, si
  no se tienen medios para discernir los distintos aspectos de la realidad
  implicada en el acto educativo”. 
4.-
  “Todo evaluador es portador
  de un modelo de evaluación , ya sea implícito o explícito”. 
5.-
  “Los criterios de evaluación siempre proponen expectativas (positivas o
  negativas), sobre los resultados esperados en las producciones de los alumnos”. 
6.-
  “Como la evaluación se refiere a normas o criterios, preconstruídos o
  construídos durante el proceso mismo de evaluación, al menos en principio,
  esos criterios debieran ser comunes
  al evaluador y al evaluado”. 
Toda
  evaluación educativa debe cumplir con ciertos aspectos fundamentales para
  considerar su pertinencia. Entre los más significativos, Teobaldo
  (1995) y Bertoni et al. (1996), indican que es
  necesario considerar que: 
- Es importante evaluar
  procesos y no solo resultados: en general, en las evaluaciones que
  realizamos a nivel de cátedra, ponemos demasiado énfasis en analizar el
  producto final expresado por el alumno. En muchas ocasiones, el esfuerzo o la
  estrategia empleada para llegar al resultado no son tenidos en cuenta y
  generalmente significan un aprendizaje más importante que el simple hecho de
  lograr un resultado correcto. El resultado correcto sólo sirve para ese
  ejercicio; el procedimiento o estrategia de análisis con que el alumno
  interpreta el problema planteado muestra su ductilidad y pertinencia en el
  manejo de los elementos conceptuales involucrados. ¿Acaso no hablamos de
  “enseñar a pensar”?. 
- Es necesario evaluar
  mas alla del mero conocimiento:
  con esto queremos decir que se debe tratar de incluír en las propuestas
  evaluatorias, valores y actitudes que los actuales sistemas de formación no
  contemplan. 
- Es importante evaluar tanto lo
  que el alumno sabe como lo que no sabe: evaluar los conocimientos que se han
  transferido en las sucesivas clases, otorga una idea del grado de percepción
  o atención que el alumno ha experimentado durante el cursado, o de la
  comunicación que el docente ha establecido con sus discípulos. Sin embargo,
  sabemos que la currícula de una asignatura presenta, (a veces por razones de
  tiempo, y otras,por selección voluntaria o involuntaria del docente sobre
  ciertos temas o aspectos), falencias o espacios de conocimiento poco
  desarrollados o ignorados. Esto también tiene que ver con el llamado
  “currículum oculto”, donde una serie de aprendizajes que pasan desapercibidos
  en el contexto de las clases, son internalizados por los alumnos a pesar de
  la práctica docente. Si pudiéramos emplear un método de hacer explícitos esos
  conocimientos aprehendidos, tendríamos una idea más certera del cúmulo de
  hechos que en una clase escapan al manejo consciente del docente y pasan a
  constituír saberes o aprendizajes, que a veces marcan más el paso del alumno
  por una asignatura, que la currícula explícita. 
- Un proceso evaluador debe ir
  mas alla de la evaluación del alumno: cualquier proceso de
  evaluación, además de expresar la intención de los atributos que el evaluador
  quiere conocer de sus evaluados, es un reflejo de las estrategias o
  modalidades que el evaluador emplea en su instrumento de medición. Por otro
  lado, el análisis y aplicación de los datos obtenidos y la magnitud de la
  realidad evaluada, constituyen todo un mundo nuevo que se desprende del
  proceso evaluador y que debe ser tenido en cuenta al momento de establecer
  estrategias y/o conclusiones. 
- La
  evaluación debe estar contextuada: los individuos son sólo parte de una
  comunidad, de un entorno que tiene características, problemas y dificultades
  propias, que en mayor o menor medida, influyen y condicionan el accionar de
  esos sujetos. Una evaluación que no contemple el contexto, no podrá dotar de
  significado a la información relevada. 
- La
  evaluación debe ser cuantitativa y cualitativa: la primera manifiesta una cierta objetividad a través de los
  resultados obtenidos, pero nada dice de todas aquellas cuestiones que no son
  explicadas por los números; esto aconseja que debe estar articulada a una
  evaluación cualitativa que permita la expresión de realidades complejas. 
- La
  evaluación debe ser compatible
  con el proceso de enseñanza y aprendizaje: la evaluación debe diseñarse
  de manera tal que los resultados a obtener, puedan ser fácilmente
  interpretados a fin de proponer metodologías o estrategias de cambio que
  sirvan para modificar y/o mejorar la realidad de la práctica docente. 
- Es
  necesario introducir
  variaciones en las prácticas evaluativas: esto significa evaluar
  los instrumentos de evaluación, a fin de mejorarlos e introducir cambios para
  ese propósito, detectando las consignas o interrogaciones que deriven en
  respuestas confusas o no pertinentes al objetivo planteado. 
- La
  evaluación debe incluir la dimensión ética: no debemos perder de vista el
  objetivo para la que ha sido planteada; que permita la crítica, la
  discrepancia y la diversidad de conceptos, dentro de una discusión que
  valorice el consenso en lugar del disenso. No debe ser instrumento de
  persecución, marginación o autoritarismo. 
- La
  evaluación debe acompañar los tiempos del proceso educativo: la práctica
  educativa es un proceso formativo continuo; la evaluación no puede ser
  diferente, pues la dinámica de los mecanismos de transferencia e
  internalización de los conocimientos, es cambiante y diversa según las
  situaciones que se plantean. Además de la evaluación sincrónica, es necesaria
  una evaluación diacrónica, que nos provea de una “perspectiva temporal” para
  la comprensión de los procesos y los resultados evaluados. 
DE LAS ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN 
En
  estos períodos de masificación de la enseñanza con aglomeración de alumnos y
  ambientes inadecuados, pareciera ser que las únicas evaluaciones válidas
  fueran las pruebas académicas. 
La
  evaluación, entendida como parte integrante de la actividad educativa ybase
  para la orientación pedagógica del equipo docente, y no como un apéndice del
  proceso de formación, ni como un procedimiento de selección al estilo de los
  exámenes tradicionales, es algo que se ha quedado en el apartado de las
  buenas intenciones. 
Se
  puede encontrar un cúmulo de razones para explicar este estado de las cosas,
  sin necesidad de entrar en estudios profundos: 
1.- No todos los docentes han recibido una
  formación psicopedagógica que les permita analizar los variados aspectos que
  es conveniente tener en cuenta en un proceso evaluatorio. 
2.- Profesores con 20 horas de docencia a la semana como mínimo y un promedio elevado de alumnos en las diferentes clases, no parecen gozar de las mejores condiciones para plantearse un tipo de evaluación diferente a la que están habituados. 3.- Los esquemas de evaluación propuestos por los especialistas son tan amplios y complejos, que quizás el profesorado como mecanismo de defensa, se acoraza en lo que ya conoce, al percibir como poco viable el abordaje de la complejidad que se le propone. 4.- Porque las pruebas estandarizadas, diseñadas desde la psicología para medir actitudes y habilidades, no suelen gozar de credibilidad entre los educadores. 5.- Porque la observación de los procesos que tienen lugar en el aula, requiere de una depurada estrategia y formación, que gran parte del estamento docente no posee. 6.- Porque la recolección de datos no es suficiente, si no se tiene en cuenta un criterio de interpretación; el “sentido común” no suele serlo y si no se pueden interpretar situaciones a la luz de diferentes referentes teóricos, se puede caer en un reduccionismo altamente desinformado. 
Sin
  embargo, con la certeza de que la evaluación mantiene profundas
  interdependencias con otros aspectos de la enseñanza y teniendo como objetivo
  que esta sea realmente válida y efectiva, debemos plantear una serie de
  consideraciones previas a su implementación, para asegurar el cumplimiento de
  condiciones fundamentales: 
1.- Una comunicación profesor – alumno fluída y
  sin conflictos ni tensiones, que favorezca la retroalimentación pedagógica y el conocimiento personal. 
2.- Un ambiente físico favorable a la creación de un clima educativo, que minimice los perjuicios causados por la masificación. 3.- Un esfuerzo permanente por evitar la separación entre el “tiempo de enseñar y aprender” del “tiempo de evaluar”; en otras palabras, un esfuerzo por lograr la evaluación integrada. 
Al
  momento de plantearnos mecanismos o procesos de evaluación de la tarea
  pedagógica en nuestras cátedras universitarias, sobreviene la duda acerca de
  los métodos con los cuales medir ese rendimiento. A la dificultad que la
  mayoría de los docentes tenemos sobre la falta de conocimiento de estas
  metodologías, se suma la inexperiencia de poder ensamblar de manera
  pertinente, el método idóneo para el tipo de actividad a evaluar y el nivel
  de certeza buscado en las respuestas. 
Es
  aquí donde comienza la discusión intercátedra acerca de los sistemas de
  calificación más convenientes y los regímenes de promoción. “Los sistemas de
  calificación empleados en la evaluación de los aprendizajes y los regímenes
  de promoción de los alumnos, constituyen un componente esencial de los
  sistemas de evaluaciónque se emplean en la educación formal” (Camilloni,
  1998). Estos ejercen un fuerte efecto normativo sobre las acciones
  de enseñanza y aprendizaje ya que, más que aparecer como una consecuencia de
  los fundamentos teóricos que se suscriben en la materia, son determinantes de
  todas las prácticas pedagógicas. 
“Si
  los sistemas de calificación y promoción permanecen estáticos en sus unidades
  fundamentales, solo sirven de obstáculos a las transformaciones pedagógicas
  que se pretenden implementar. Si por el contrario, resolvemos producir modificaciones en los
  sistemas de calificación y promoción, estos tienden a desarrollar una
  indudable influencia sobre las estrategias de enseñanza de los docentes” (Camilloni,
  1998). 
El
  primer aspecto relativo a la constitución de un sistema de calificación, es
  el relacionado con la construcción y fijación de una escala de calificación.
  El segundoestá referido a la decisión de adopción de una o más de estas
  escalas, en el sistema de calificación diseñado. 
Las
  escalas de medición que pueden utilizarse como sistemas de calificación para
  evaluar el rendimiento académico de los alumnos, son: 
a) Escalas
  nominales: las categorías que componen la escala no se encuentran en
  un orden de seriación que implique que un grado es mayor o menor que los
  otros; todas se encuentran en un mismo nivel. Estas escalas deben incluír
  todas las categorías necesarias para diferenciar los temas que se evalúan.
  Las categorías se determinan en función del número indispensable de clases
  que permitan dar cuenta de todo el universo que se estudia. 
b) Escalas
  ordinales: presentan una serie de categorías ordenadas de acuerdo a
  un criterio definido por un sentido determinado, que no permite introducir
  alteraciones en la secuencia. Los grados de la escala se ordenan de mayor a menor o de mejor a peor.
  Se caracterizan porque las distancias entre los grados o categorías
  consecutivas no son necesariamente iguales, por ej.: entre “muy bueno” y “bueno” no tiene que ser igual
  que entre “bueno” y “regular”. 
c) Escalas
  de intervalos: son similares a las ordinales, con la diferencia de
  que los intervalos entre pares de grados son iguales. Esto permite la ventaja
  de obtener la media aritmética o promedio de las calificaciones, que no
  tendría sentido en las escalas ordinales. 
d) Escalas
  de proporciones: son aquellas a las que se agrega el cero absoluto,
  permitiendo efectuar operaciones en las que se suman mediciones obtenidas
  independientemente. Así por ejemplo, el grado 2 de la escala se puede
  considerar equivalente a la mitad del grado 4. 
La
  norma general para construir una escala de calificación, es que el número de
  grado de la escala debe ser elegido de acuerdo a la posibilidad real que
  tiene el docente, dediscriminar los diferentes grados de calidad que se
  propone evaluar. En la escuela secundaria y en la educación superior
  argentina, se ha utilizado tradicionalmente la escala de once grados (0 a
  10). Actualmente se observa una tendencia en las nuevas teorías de la
  evaluación, a proponer la reducción del número de grados en las escalas de
  calificación, que en general no deben superar los 5. Esto porque se ha
  comprobado que un gran número de grados, no permite una discriminación
  rigurosa de las categorías de calidad correspondientes. En otras palabras, una escala de
  pocos grados facilita la tarea del docente y disminuye la posibilidad de
  error o injusticia en las calificaciones. Aumentar el número de grados
  de la escala hace perder en confiabilidad más que ganar en información. Es
  importante que la definición de cada grado sea clara y comprensible para todos
  los implicados en el proceso de evaluación. 
Toda
  calificación lleva implícito un conflicto básico que se deriva de las
  funciones propias de la evaluación. Hay dos maneras de calificar, las que
  responden a diferentes criterios: 
a)
  según se contrasten las relaciones del estudiante con sus propias posibilidades o con un
  patrón ajeno a él. 
b)
  según sea el rendimiento de sus compañeros o una pauta establecida por el docente como objetivo a
  alcanzar. 
Es evidente que cada una de
  estas formas dará lugar a calificaciones diversas para un mismo trabajo y
  para un mismo alumno. 
La gran pregunta es¿Debemos
  calificar al alumno por su esfuerzo o debemos hacerlo en función de sus
  realizaciones efectivas?Se recomienda adoptar un sistema de doble
  calificación: una referida a los progresos realizados por el estudiante en
  relación con una norma establecida previamente y otra referida a sus
  progresos contrastados con sus aptitudes individuales. La primera
  calificación procura ser objetiva y la segunda, subjetiva. 
“El
  problema de las escalas de calificación en un programa educativo escolar o
  universitario, estará bien resuelto cuando esté conformado por el menor
  número de escalas diversas que resulten necesarias para proporcionar
  información que sea útil para los alumnos, los docentes, las autoridades y
  todos aquellos implicados en los procesos de enseñar y aprender” (Camilloni,
  1998). 
La
  otra gran herramienta necesaria para conformar un instrumento de evaluación
  pertinente, se refiere a los regímenes de promoción. El régimen elegido debe
  hacer imposible la no promoción de un alumno al curso siguiente, si este se
  encuentra en condiciones de proseguir sus estudios porque ha realizado ya los
  aprendizajes necesarios. 
La
  elección de un régimen de promoción presenta entre sus principales
  dificultades, la de requerir que se asocien de manera previsible las
  calificaciones provenientes de diferentes instancias, lo que implica
  encontrar una forma de conjunción de lo diverso.Wiliam (1992), propone
  utilizar las palabras “combinación”, para describir todos esos procesos;
  “agregación”, cuando se reúnen evaluaciones de diferentes aspectos y
  “reconciliación”, cuando las calificaciones se refieren al mismo aspecto. 
Los
  regímenes de promoción habitualmente empleados en los sistemas universitarios
  son: 
a) El
  sistema de “calificación promedio”: la unidad utilizada es la media
  aritmética, sumando todas la calificaciones obtenidas por el alumno y
  dividiendo por el número de calificaciones. El docente suele exigir mayor
  rendimiento relativo para pasar de la calificación inmediata inferior, al
  promedio mínimo que se exige para promocionar al alumno. Este sistema
  presenta serias desventajas: 
1.- El alumno que ha hecho
  un trabajo excelente y otro muy malo, puede obtener la misma calificación
  promedio que otro alumno con dos trabajos mediocres. 
2.-
  Marca un tope de rendimiento
  para los alumnos. La calificación promedio mínima exigida para la promoción,
  se convierte en el único objetivo perseguido por los alumnos, incluso en
  aquellos estudiantes que podrían alcanzar mejores logros. 
3.-
  Se presta a la
  especulación de los alumnos en relación a la calidad de los trabajos que
  presentan, ejecutándolos sólo con la necesidad de lograr el puntaje mínimo
  para la promoción. 
4.-
  El
  régimen de promoción por promedio, facilita que la ignorancia en un tema o el
  mal desempeño en una tarea, sea compensado por el conocimiento de otro tema o
  la correcta realización de una tarea diferente. 
b) El sistema de
  “logros mínimos exigidos”: este régimen se establece sobre la base
  de la exigencia de un cierto rendimiento mínimo preestablecido como
  significativo para la promoción.
  A diferencia del régimen anterior, la decisión de promoción resulta del
  análisis del cumplimiento de cada tarea considerada por sí, en tanto indique
  el logro de las competencias correspondientes. El propósito es garantizar que
  el estudiante alcance todos los saberes que se consideren imprescindibles para
  cada asignatura. Este régimen asegura un mejor trabajo del alumno a lo largo
  de todo el curso y hace inútiles las especulaciones con la calificación.
  Entre sus desventajas, existe siempre el riesgo que un alumno que fracasa en
  una de las tareas iniciales del curso, entienda que la promoción será ya
  imposible para él, pierda interés y abandone el curso sin hacer el esfuerzo
  para remontar el resultado negativo inicial. 
c) El
  sistema“por exámen final”: en este régimen se requiere que para
  obtener la promoción, el estudiante apruebe una instancia de evaluación
  escrita, oral o de actuación. El exámen debe diseñarse de manera que permita
  apreciar el aprendizaje logrado por el alumno a lo largo de todo el curso,
  por lo tanto debe representar
  una muestra significativa del universo de contenidos de la asignatura y
  predecir el desempeño posterior del alumno, dentro y fuera del ambiente
  escolar. El exámen final presenta ventajas y desventajas. La
  desventaja más importante es que “cuando de mayor magnitud sea la situación que deba ser descripta,
  más largo será el periodo que habrá que observar para determinar la dirección
  y la velocidad de la conducta en el tiempo dado”(Lewin, en Hilgard, 1961). Este
  sistema de promoción con evaluación final, permite conocer de manera completa
  el dominio alcanzado por el alumno sobre el universo de los contenidos. 
d) El
  sistema “sin exámen final”: los programas de evaluación con esta
  modalidad pueden asumir diversas formas, tratándose por lo general, de la
  aplicación de un régimen de evaluaciones parciales cuyas calificaciones se
  procesan por el sistema de “calificación promedio” o de “logros mínimos
  exigidos”. Aquí la
  evaluación es contínua y no se diferencian las instancias o momentos
  destinadosa la evaluación, de aquellos destinados a la enseñanza. Se trata de
  un trabajo de carácter clínico muy individualizado, que se puede hacer cuando
  se trabaja con grupos pequeños y en el que la autoevaluación del alumno,
  juega un rol de gran importancia. 
e) La evaluación “de portafolio”: se trata de una evaluación que se
  realiza sobre las producciones de los alumnos. El alumno selecciona sus
  mejores trabajos y los pone a disposición del docente, para su análisis.
  Para ambos, esta carpeta o portafolio de trabajos, tiene la función de
  representar los aprendizajes que el alumno ha realizado a lo largo del curso;
  de esta manera, la
  certificación de promoción no se efectúa sobre el desempeño del alumno en una
  determinada instancia, sino sobre el desarrollo de todo el período de
  estudio. Este tipo de
  evaluación permite que el alumno pueda mostrar la evolución de su desempeño,
  sus errores y dificultades, su mejoramiento progresivo y la discusión de los
  problemas que no ha podido resolver todavía. Este sistema estimula la
  adopción de un modo de enseñar y aprender centrados en tareas productivas, no
  rutinarias. Esto es muy bueno desde la perspectiva de la formación que
  las escuelas y universidades deben brindar. 
Algunos
  de los aspectos a tener en cuenta en un sistema de promoción, son referidos
  por Cardinet (1989), quien señala las diferencias esenciales
  que surgen de la contrastación de los test psicométricos que sirvieron en su
  momento de modelo a las pruebas formales de evaluación. Este autor sostiene
  “que todos los contenidos son esenciales, que una habilidad ausente no puede
  compensarse con la presencia de otra habilidad y que todas las combinaciones
  posibles de contenidos y de situaciones de observación, constituyen objetivos
  independientes e irreductibles”. 
El
  otro aspecto que Cardinet considera importante, es incluir
  en el análisis la importancia de la evaluación entre evaluador y evaluado.
  Ante las características que son propias del acto de evaluar, “la evaluación
  pedagógica debe evitar la emisión de juicios que serían incompatibles con la ayuda
  que el docente debe dar a su alumno. A éste solo debe brindarle información
  sobre su desempeño”. 
Al
  decir de Sachs Adams (1970), “es menester que el docente
  integre a su labor de enseñanza, la tarea de evaluación. Para ello será
  indispensable un sistema de registro acumulativo racional que permita que la
  medición y la evaluación, alcancen una eficacia máxima para facilitar la
  comprensión de los alumnos y de sus problemas”. 
Es
  interesante conocer también, la visión que el alumnado tiene sobre la
  evaluación y los exámenes. En muchos casos la críticacomúnmente expresada por
  éstos, es que la evaluación, en términos de calificación mediante un exámen,
  corrompe el proceso de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo la mayoría de los
  alumnos parecen haber interiorizado sin problemas el valor social de las
  calificaciones, aunque en muchos casos, éstas representen una frustación al
  considerarlas que no están en relación con los esfuerzos que han realizado. 
Debemos
  considerar que el consenso que parece existir entre los alumnos acerca del
  papel de los exámenes en la evaluación, se debe en la gran mayoría de los
  casos, a que no han experimentado otros modos de evaluación. 
A
  esta carencia de modos o formas de evaluar con que tradicionalmente nos
  manejamos los docentes, debemos sumar el frecuente desconocimiento de tres
  instancias definidas de evaluación, que de aplicarlas durante nuestra
  práctica pedagógica, nos permitirían tener una percepción muy precisa de las
  estrategias de aprendizaje que están desarrollando nuestros alumnos: 
a) La
  evaluación inicial, que es la que pretende detectar los conocimientos que
  los estudiantes ya poseen cuando comienza un curso o el estudio de un tema.
  Con ella, el profesor puede ubicarse frente al grupo para planificar mejor su
  actividad. Este tipo de evaluación condiciona con frecuencia las expectativas
  posteriores de los docentes, pero constituye, tal como sugiere Coll
  (1986),“una práctica recomendable si se inserta dentro de un modelo de
  enseñanza y aprendizaje que se estructure a partir de lo que los estudiantes
  conocen y tenga en cuenta su historia educativa previa”. 
b) La
  evaluación formativa, que es la que se supone, debería estar en la base
  de todo proceso evaluador. “Su finalidad no es la de controlar a los
  estudiantes, sino la de ayudarles pedagógicamente a progresar en el camino
  del conocimiento, a partir de la instrucción que se les imparte y las formas
  de trabajodesarrolladasenclase.Esta evaluación implica para el profesorado,
  una tarea de ajuste constante para adecuarse a la evolución de los
  estudiantes y establecer nuevas pautas de actuación, en relación con los
  resultados obtenidos en el aprendizaje” (Hernández y Sancho, 1994). 
c) La
  evaluación sumativa, es aquella definida como la actividad de
  síntesis de un tema, un curso o una actividad. “Permite reconocer si los
  estudiantes han logrado los resultados esperados, en función de las
  situaciones de enseñanza y aprendizaje propuestas. En la práctica, se asocia
  con la noción de éxito o fracaso en el aprendizaje y suele usarse como requisito
  ineludible de acreditación de los conocimientos” (Hernández y Sancho,
  1994). Esto último, suele ser un severo escollo para evaluar
  procesos de aprendizaje en lugar de sólo resultados, que es uno de los
  pecados pedagógicos más frecuentes en nuestra práctica docente universitaria. 
DE LA EVALUACIÓN A LA AUTOEVALUACIÓN 
Percatarnos
  de las falencias que exhibimos en general, durante nuestra actividad docente,
  debe llevarnos a intentar producir cambios que incidan positivamente en el
  resultado final perseguido: una mejor formación académica y profesional de
  nuestros alumnos. Si actualizar los mecanismos de evaluación de lo enseñado,
  es una acción pertinente a lo antes mencionado, mucho mayor contribución a la
  mejora de la calidad podemos conseguir, si antes de evaluar al alumno, sometemos nuestra propia
  práctica a la evaluación. 
Si este es el propósito
  entonces, ¿no sería válido estructurar un proceso de autoevaluación que
  proporcione datos acerca de nuestros aciertos y errores, virtudes y defectos,
  en nuestra contínua tarea de enseñar y aprender?. Deberíamos hacerlo desde
  nuestra postura crítica como docentes y considerando la opinión de los
  alumnos, como co-protagonistas y co-diseñadores del mismo. 
Para que una autoevaluación de
  esta naturaleza tenga éxito, debemos: 
1.- Promover la
  suficiente motivación interna. 
2.- Procurar que haya una dirección clara y aceptable durante el proceso. 3.- Crear un ambiente de confianza entre los colaboradores. 4.- Enfocar el proceso hacia cuestiones importantes, dirigido hacia verdaderos problemas, hacia puntos claramente sobresalientes o débiles, hacia tópicos que realmente interesen a los estudiantes. 5.- Es necesario que la gente que trabaje conjuntamente durante el proceso de la autoevaluación, se conozca bien y lo haga bajo un clima propicio. 
Las
  etapas a considerar para su correcta diagramación, son: 
a) Diseño
  y Organización: es la confección del Plan para la Autoevaluación.
  Aquí deben considerarse indicadores o síntomas que justifiquen la
  implementación de este proceso, tales como la reputación de la Asignatura o
  Cátedra, la escasez de
  datos sobre el funcionamiento académico de la misma, las quejas sobre la
  calidad de la enseñanza o la estructuración programática, el grado de interés
  de los alumnos, elgrado de deserción o desaprobación de la Asignatura, la
  falta de interés institucional en la autoevaluación y los datos extraídos de
  evaluaciones anteriores. 
El
  diseño y la organización también deben contemplar aspectos referidos al
  tamaño y complejidad de la unidad a evaluar, posibilidad de relevamiento de
  datos, tiempo y medios disponibles y personal competente. Todo ello requiere
  de reuniones y discusiones entrelosdocentes involucrados, paraunificar
  criterios y tomar conciencia de la necesidad de la autoevaluación. 
b) Implementación
  y Ejecución: se refiere a cual o cuales serán los instrumentos
  utilizados para el relevamiento de la información. En general, un instrumento
  muy pertinente para esta tarea suele ser la “Encuesta”, la que debe cumplir
  con ciertas premisas que garantizen una alta probabilidad de éxito en el
  objetivo de recabar información útil a los propósitos propuestos. 
El
  empleo de una “Encuesta” tiene ventajas y desventajas, que son importantes
  conocer antes de su implementación. 
Entre
  las primeras, podemos citar que: a) tiende a minimizar la influencia de
  distorsión por parte del investigador; b) se puede utilizar varias veces; c)
  se puede entrevistar un gran número de personas; d) se recaba siempre la
  misma información de todos los encuestados, lo que permite la comparación,
  clasificación, tipificación y promedio de la información relevada. 
Entre
  las desventajas más significativas podemos citar: a) si la encuesta está mal
  diseñada, se usa en el momento inadecuado o los entrevistados no están
  interesados, se obtendrá poca información útil; b) debe ser lo más breve y
  variada posible, para no aburrir al entrevistado; si esto ocurre, es probable
  que muchas de las respuestas no tengan el grado de reflexión requerido. 
c) Análisis
  de los datos: consiste en la ordenación, análisis, codificación y
  tratamiento estadístico de los resultados obtenidos. Con todo ello, se
  procede a la redacción de un Informe claro y ordenado, a ser distribuído
  entre las partes involucradas en la problemática a resolver. Debemos poner
  énfasis en encontrar indicadores favorables e indicadores desfavorables, que
  nos proporcionen una descripción objetiva de la situación real evaluada. 
d) Conclusiones: pueden
  ser expresadas en algunos casos, en juicios de valor y en otros, mediante la
  producción de datos cuantitativos como forma de mostrar aspectos del problema
  evaluado. A través de estos juicios plantearemos estrategias tendientes a
  modificar la realidad aúlica o institucional, definiendo además, la magnitud
  de las modificaciones que nos permitan acercar la realidad relevada a la
  idealidad con que nos planteamos la tarea pedagógica. 
e) Comunicacióna
  los actores involucrados: es la devolución de las conclusiones
  obtenidas, destinada a los docentes, estudiantes, autoridades y cualquier
  otro agente involucrado en la toma de decisiones para modificar la situación
  evaluada. 
f) Instrumentación
  de soluciones: toda la secuencia anteriormente expuesta, debe
  servirparadiagramar decisiones o cursos de acción a seguir, afin de
  intervenir activamente en los procesos analizados, mejorar la dinámica de la
  actividad docente en el claustro correspondiente, maximizar la transferencia
  de conocimientos y hacer más comunicativa la relación docente - alumno. 
A
  modo de ejemplo y basándonos en una experiencia realizada a nivel de una
  Cátedra de la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la U.N.T., transcribimos
  un modelo deencuesta entregada a los alumnos: 
Propósito: Evaluar
  el proceso de enseñanza-aprendizaje en una Asignatura. 
I:
  Aspectos Formales del Curso. 
 
O
  Si 
O No 
 
O Si 
O No 
 
O
  Si 
O No 
d)Los
  contenidos tratados, eran para Ud.: 
O
  Conocidos 
O Poco Conocidos O Desconocidos 
e) El
  docente le informó sobre el sistema de evaluación de la Asignatura ? 
(Parcial,
  Integral, Examen Oral, etc). 
O
  Si 
O No 
II. Sobre los Docentes 
Marque
  las técnicas de enseñanza que utilizó el docente. Con que frecuencia lo hizó
  ?. 
O
  Siempre 
O A veces O Nunca 
----------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
Clase
  expositiva o magistral 
Clase
  dialogada 
Clase
  Teórica-Práctica 
Trabajo
  Grupal con guías 
Resolución
  de problemas 
Talleres 
Otras 
----------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
b)Con
  que frecuencia el docente realizó estas actividades?. 
O
  Siempre 
O A veces O Nunca 
---------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
Explicó
  con claridad 
Aclaró
  dificultades y dudas 
Usó
  material didáctico (video, transp., diapos.) 
Fomentó la discusión
  en clase 
-------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
c)El
  manejo del tiempo por parte del docente alcanzó para ...? (En caso negativo, justifique). 
O
  Siempre 
O A veces O Nunca 
------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
El
  desarrollo completo del tema 
La
  aclaración de dudas o dificultades 
La
  ejercitación o ejemplificación 
El
  debate de ideas centrales 
------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
 
O
  Siempre 
O A veces O Nunca 
III.
  Sistemas de Evaluación 
a)Marque
  con una cruz el tipo de evaluación que se utilizó en la materia: 
 
b)
  El docente corrigió y explicó los errores detectados en prácticos, pruebas, evaluativos
  , experiencias, etc?. 
O
  Si 
O No 
c)
  Los temas de las evaluaciones, ¿se ajustaron a lo enseñado?. 
O
  Totalmente 
O Sí, Mucho O Sí, Poco O No 
d)
  Evalúe los siguientes ítems según la escala: 
(1)
  Excelente 
(2) Muy Bueno (3) Bueno (4) Regular (5) Malo 
-
  Desempeño general del Docente. 
-
  Capacidad de comunicación del Docente con los alumnos. 
-
  Confort edilicio del ambiente educativo. 
-
  Utilización de recursos didácticos (videos, fichas, diapos., guías, mapas,
  etc). 
IV.
  Valoración Personal de su Condición de Alumno 
Comente
  sintéticamente acerca de los siguientes temas: 
 
A
  las conclusiones y sugerencias que en cada caso evaluado se pauten del análisis
  de los datos obtenidos, podríamos agregar algunas generales que surgen de la
  experiencia en “Tácticas de Evaluación Integradas al Proceso de Enseñanza”,
  citadas porGimeno Sacristán y Pérez Gómez (1992) cuando
  establecen que “la evaluación, integrada de forma natural en la enseñanza,
  puede utilizar múltiples estrategias ligadas a la forma de gestión del
  trabajo en clase y al seguimiento del mismo”, a saber: 
1.-
  Incorporando “preguntas clave” en el estudio de textos o unidades, llamando
  la atención sobre informaciones concretas, sobre la existencia de un
  principio relevante o sobre el sentido general que el alumno debe descubrir y
  comprender. 
2.-
  Programando tareas concretas con un calendario y plan de trabajo fijado en
  una agenda, donde se establece un compromiso escrito que puede monitorearse
  periódicamente por parte del profesor y brinda al alumno la posibilidad de su
  autoevaluación. 
3.-
  Que los contenidos aprendidos, se reflejen en “producciones de algo”. Este
  trabajo de elaboración, le permite al profesor disponer de información de
  cómo trabaja y progresa el alumno. 
4.-
  Fomentar la “ejercitación de habilidades básicas” para la asignatura, con
  contenidos sustantivos y significativos, dejando de lado información
  superflua o accesoria. 
5.-
  La formulación de “preguntas diagnósticas”, como base fundamental para
  conocer al grupo y a cada uno de sus integrantes. 
6.-
  Planificar más el trabajo que la evaluación. Entender que el alumno requiere
  tiempo para ir superando etapas e incorporando conocimientos y minimizar al
  máximo la presión de hacerle sentir que “se acercan las fechas de exámen”. 
7.-
  Establecer la realización de tareas de clase que permitan la autonomía de los
  alumnos una vez señaladas las mismas y la libre búsqueda de fuentes de
  información y de expresión de los resultados a obtener. 
8.-
  Reducir el carácter de “exámen” que determina el resultado final de
  aprobación de la asignatura, mediante la elaboración de pruebas formales que
  sirvan de ayuda para recordar; ser además, cuidadosos a la hora de seleccionar
  los contenidos a ser exigidos a los alumnos. En otras palabras, recuperar un
  cierto sentido naturalista de la “evaluación como medio de conocimiento”. 
CONCLUSIONES 
Toda
  evaluación debe partir de un proyecto genuino de reflexión que más tarde o
  más temprano enfrentará las reglas consagradas en la institución; conceptos
  como disciplina, conocimiento y contenido, no hacen más que mostrar la
  constelación de ideologías y contradicciones entre lo que manifiestan los
  docentes y lo que efectivamente hacen; entre la retórica y la realidad del
  aula. 
La
  reflexión obliga de algún modo a de-construir categorías y conceptos que son
  parte de la institución y lleva a replantear inclusive, las relaciones de
  jerarquía que subyacen en significantes supuestamente aceptados por todos. La
  distancia entre aquello de “innovación” o “calidad” y la rutinización de las
  actividades, exige que se observe “in situ” la dinámica de la práctica
  docente. 
De
  alguna forma, docente e institución son siempre evaluados, pero de lo que se
  trata es que la evaluación conduzca a una mejor transferencia, fundada en una
  investigación reflexiva de la práctica pedagógica. 
Una
  reflexión que acabe con profesores insularizados, constreñidos en su
  creatividad y potencialidades por el peso de un contexto institucional, en el
  que se diluye la innovación curricular, el debate crítico, el cuestionamiento
  del accionar,la formación propia y el trabajo cooperativo. 
Contrarrestar
  esa tendencia al inmovilismo y a la aceptación conformista de lo rutinario o
  lo impuesto, no puede partir sino de una actitud crítica y genuina que
  intente detectar las falencias y reforzar los méritos de la actividad. 
“De
  lo que se trata en definitiva, es de una mejor educación”. 
BIBLIOGRAFIA 
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  son langage. Lyon, Chronique Sociale: págs
  156 y ss. 
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  Ediciones Morata, Madrid: 334-397. 
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  enseñar no basta con saber la asignatura (Cap. 7). In.: Los ámbitos de la evaluación,
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  Inst. de Investigaciones en Ciencias de la Educación, Año II (N° 3): 25-37. 
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  Herder. 
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  M. (1995).Evaluación de la calidad educativa en
  el primer año universitario: una combinatoria de enfoques cuantitativos y
  cualitativos. In: Investigaciones, estudios y ensayos: 94-105. 
Wiliam, D. (1992). Some
  technical issues in assesssment: a user’s guide. British Journal for Curriculum and Assessment, 2
  (3). 
 | 
 
Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)
sábado, 23 de febrero de 2013
el examen medio de retroalimentación y la calif. no basta para medir la enseñanza.
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