La
Evaluación De La Práctica Pedagógica Como Herramienta Para La Calidad
Académica
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Eje
Temático: Impacto De Los Procesos De Evaluación Institucional
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Palabras
claves: Evaluación, práctica pegagógica, calidad académica.
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INTRODUCCIÓN
La
tarea de enseñar, en cualquier nivel de la actividad educativa, lleva
implícita la función de transferir de la manera más simple y clara posible,
conceptos que permitan el despertar de las mentes en formación,a las
múltiples vivencias que nos plantea la vida.
Tamaña
responsabilidad no puede ser ejercida adecuadamente, sin estar sometida a una
constante revisión y actualización, tanto de los contenidos como de la forma
de transferencia. Sin duda que la manera más directa de cumplir estos
objetivos, es evaluar nuestra práctica pedagógica, camino más idóneo para
asegurar la superación constante y efectiva de la formación humana y cultural
de los educandos.
Desde
una perspectiva amplia, “se
entiende por evaluación la realización de un conjunto de acciones encaminadas
a recoger una serie de datos en torno a una persona, hecho, situación o
fenómeno, con el fin de emitir un juicio valorativo sobre ello. Este juicio
tiene como finalidad, recabar información para establecer una posterior toma
de decisiones” (Hernández y Sancho, 1994).
Hoy
se reconoce a la evaluación, como una faceta fundamental para estudiar la
dinámica de los procesos de enseñanza y aprendizaje. En general, cuando más
nos abocamos a la práctica de evaluar la actividad docente, más nos
concientizamos del carácter meramente enciclopédico de nuestra formación.
Esto último, muy frecuente en la actividad docente universitaria argentina,
es una de las barreras a vencer para contribuír a la tan buscada excelencia
que debe caracterizar a este nivel educativo.
REFLEXIÓNES
SOBRE EVALUACIÓN
La evaluación se presenta
asociada a procesos como verificar, medir, valorar, juzgar, comparar,
apreciar, ayudar y expresar, que denotan su esencia comunicativa. Sin
importar cuál sea el enfoque por el que abordemos el tema evaluación, ésta
constituye siempre un acto de comunicación puesto que implica producir un
conocimiento y transmitirlo entre los actores intervinientes.
En
este caso, esos actores son los docentes, los estudiantes y el marco
institucional en el que se insertan dentro de la comunidad educativa
universitaria. Esto destaca la importancia de la función social de la
evaluación, puesto que sanciona la apropiación o no de los aprendizajes
imprescindibles para el desempeño social. Los resultados repercuten sobre
aquél que es evaluado y su entorno inmediato y mediato, porque la evaluación
convalida un saber particular; “la acreditación del saber expresa o habla de
la posesión de un capital cultural y de valores que ocupan un determinado
lugar dentro de la sociedad” (Mollis, 1993). Se podría decir
que las acreditaciones, certificaciones o titulaciones, “garantizan”
determinados “niveles de competencia”.
La
evaluación tiene también una función pedagógica y es creadora de un ambiente
educacional determinado, debido a que todas las actividades escolares son
potencialmente evaluables. Sirve,
además, como referencia para la estructuración de las relaciones sociales que
se dan en la comunidad educativa y por fuera de ella; para los estudiantes
suele constituír el motivo preponderante para el estudio y actúa como un
mecanismo de control cronológico y obligatorio que condiciona su transcurrir
a lo largo de la carrera.
Si
bien la evaluación está íntimamente ligada a la acción docente, en muchos
casos, es una actividad exigida como una obligación institucional, que lleva
a evaluar porque “se
tiene que informar sobre ello”, más que actuar de parámetro de control de la
calidad educativa. “La
evaluación debe tener por objeto descubrir hasta que punto, las experiencias
de aprendizaje tal como se las proyectó, han producido los resultados
apetecidos” (Gimeno Sacristán y Pérez Gómez, 1992).
No hay obra educativa posible,
sin antes lograr un consenso entre los sujetos que participan del proceso de
enseñanza y aprendizaje; no hay obra educativa posible sin la constante
atención del maestro a sus discípulos para conocer su estado de conocimiento
y obrar en consecuencia. En la obtención de esta
información, es de gran valor la participación de los alumnos; su opinión,
como sujetos involucrados, es necesaria para mejorar los procesos educativos.
Son ellos quienes dan cuenta de su propia situación ante el conocimiento, así
como de nuestro quehacer como docentes y de las actividades académicas en
relación a programas, temas, horarios, etc.
En
todo proceso de evaluación se establece una dinámica entre funciones,
destinatarios, beneficiarios, modos y etapas de la misma; esto implica
también, que al diagramar un proceso de evaluación, debemos considerar
“algunos axiomas de la evaluación educativa”(Barlow, 1992.).
1.-
“No se pueden evaluar
realidades que nos son totalmente desconocidas”.
2.-
“No se pueden evaluar
realidades que nos son indiferentes”.
3.- “La evaluación no esposible, si
no se tienen medios para discernir los distintos aspectos de la realidad
implicada en el acto educativo”.
4.-
“Todo evaluador es portador
de un modelo de evaluación , ya sea implícito o explícito”.
5.-
“Los criterios de evaluación siempre proponen expectativas (positivas o
negativas), sobre los resultados esperados en las producciones de los alumnos”.
6.-
“Como la evaluación se refiere a normas o criterios, preconstruídos o
construídos durante el proceso mismo de evaluación, al menos en principio,
esos criterios debieran ser comunes
al evaluador y al evaluado”.
Toda
evaluación educativa debe cumplir con ciertos aspectos fundamentales para
considerar su pertinencia. Entre los más significativos, Teobaldo
(1995) y Bertoni et al. (1996), indican que es
necesario considerar que:
- Es importante evaluar
procesos y no solo resultados: en general, en las evaluaciones que
realizamos a nivel de cátedra, ponemos demasiado énfasis en analizar el
producto final expresado por el alumno. En muchas ocasiones, el esfuerzo o la
estrategia empleada para llegar al resultado no son tenidos en cuenta y
generalmente significan un aprendizaje más importante que el simple hecho de
lograr un resultado correcto. El resultado correcto sólo sirve para ese
ejercicio; el procedimiento o estrategia de análisis con que el alumno
interpreta el problema planteado muestra su ductilidad y pertinencia en el
manejo de los elementos conceptuales involucrados. ¿Acaso no hablamos de
“enseñar a pensar”?.
- Es necesario evaluar
mas alla del mero conocimiento:
con esto queremos decir que se debe tratar de incluír en las propuestas
evaluatorias, valores y actitudes que los actuales sistemas de formación no
contemplan.
- Es importante evaluar tanto lo
que el alumno sabe como lo que no sabe: evaluar los conocimientos que se han
transferido en las sucesivas clases, otorga una idea del grado de percepción
o atención que el alumno ha experimentado durante el cursado, o de la
comunicación que el docente ha establecido con sus discípulos. Sin embargo,
sabemos que la currícula de una asignatura presenta, (a veces por razones de
tiempo, y otras,por selección voluntaria o involuntaria del docente sobre
ciertos temas o aspectos), falencias o espacios de conocimiento poco
desarrollados o ignorados. Esto también tiene que ver con el llamado
“currículum oculto”, donde una serie de aprendizajes que pasan desapercibidos
en el contexto de las clases, son internalizados por los alumnos a pesar de
la práctica docente. Si pudiéramos emplear un método de hacer explícitos esos
conocimientos aprehendidos, tendríamos una idea más certera del cúmulo de
hechos que en una clase escapan al manejo consciente del docente y pasan a
constituír saberes o aprendizajes, que a veces marcan más el paso del alumno
por una asignatura, que la currícula explícita.
- Un proceso evaluador debe ir
mas alla de la evaluación del alumno: cualquier proceso de
evaluación, además de expresar la intención de los atributos que el evaluador
quiere conocer de sus evaluados, es un reflejo de las estrategias o
modalidades que el evaluador emplea en su instrumento de medición. Por otro
lado, el análisis y aplicación de los datos obtenidos y la magnitud de la
realidad evaluada, constituyen todo un mundo nuevo que se desprende del
proceso evaluador y que debe ser tenido en cuenta al momento de establecer
estrategias y/o conclusiones.
- La
evaluación debe estar contextuada: los individuos son sólo parte de una
comunidad, de un entorno que tiene características, problemas y dificultades
propias, que en mayor o menor medida, influyen y condicionan el accionar de
esos sujetos. Una evaluación que no contemple el contexto, no podrá dotar de
significado a la información relevada.
- La
evaluación debe ser cuantitativa y cualitativa: la primera manifiesta una cierta objetividad a través de los
resultados obtenidos, pero nada dice de todas aquellas cuestiones que no son
explicadas por los números; esto aconseja que debe estar articulada a una
evaluación cualitativa que permita la expresión de realidades complejas.
- La
evaluación debe ser compatible
con el proceso de enseñanza y aprendizaje: la evaluación debe diseñarse
de manera tal que los resultados a obtener, puedan ser fácilmente
interpretados a fin de proponer metodologías o estrategias de cambio que
sirvan para modificar y/o mejorar la realidad de la práctica docente.
- Es
necesario introducir
variaciones en las prácticas evaluativas: esto significa evaluar
los instrumentos de evaluación, a fin de mejorarlos e introducir cambios para
ese propósito, detectando las consignas o interrogaciones que deriven en
respuestas confusas o no pertinentes al objetivo planteado.
- La
evaluación debe incluir la dimensión ética: no debemos perder de vista el
objetivo para la que ha sido planteada; que permita la crítica, la
discrepancia y la diversidad de conceptos, dentro de una discusión que
valorice el consenso en lugar del disenso. No debe ser instrumento de
persecución, marginación o autoritarismo.
- La
evaluación debe acompañar los tiempos del proceso educativo: la práctica
educativa es un proceso formativo continuo; la evaluación no puede ser
diferente, pues la dinámica de los mecanismos de transferencia e
internalización de los conocimientos, es cambiante y diversa según las
situaciones que se plantean. Además de la evaluación sincrónica, es necesaria
una evaluación diacrónica, que nos provea de una “perspectiva temporal” para
la comprensión de los procesos y los resultados evaluados.
DE LAS ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN
En
estos períodos de masificación de la enseñanza con aglomeración de alumnos y
ambientes inadecuados, pareciera ser que las únicas evaluaciones válidas
fueran las pruebas académicas.
La
evaluación, entendida como parte integrante de la actividad educativa ybase
para la orientación pedagógica del equipo docente, y no como un apéndice del
proceso de formación, ni como un procedimiento de selección al estilo de los
exámenes tradicionales, es algo que se ha quedado en el apartado de las
buenas intenciones.
Se
puede encontrar un cúmulo de razones para explicar este estado de las cosas,
sin necesidad de entrar en estudios profundos:
1.- No todos los docentes han recibido una
formación psicopedagógica que les permita analizar los variados aspectos que
es conveniente tener en cuenta en un proceso evaluatorio.
2.- Profesores con 20 horas de docencia a la semana como mínimo y un promedio elevado de alumnos en las diferentes clases, no parecen gozar de las mejores condiciones para plantearse un tipo de evaluación diferente a la que están habituados. 3.- Los esquemas de evaluación propuestos por los especialistas son tan amplios y complejos, que quizás el profesorado como mecanismo de defensa, se acoraza en lo que ya conoce, al percibir como poco viable el abordaje de la complejidad que se le propone. 4.- Porque las pruebas estandarizadas, diseñadas desde la psicología para medir actitudes y habilidades, no suelen gozar de credibilidad entre los educadores. 5.- Porque la observación de los procesos que tienen lugar en el aula, requiere de una depurada estrategia y formación, que gran parte del estamento docente no posee. 6.- Porque la recolección de datos no es suficiente, si no se tiene en cuenta un criterio de interpretación; el “sentido común” no suele serlo y si no se pueden interpretar situaciones a la luz de diferentes referentes teóricos, se puede caer en un reduccionismo altamente desinformado.
Sin
embargo, con la certeza de que la evaluación mantiene profundas
interdependencias con otros aspectos de la enseñanza y teniendo como objetivo
que esta sea realmente válida y efectiva, debemos plantear una serie de
consideraciones previas a su implementación, para asegurar el cumplimiento de
condiciones fundamentales:
1.- Una comunicación profesor – alumno fluída y
sin conflictos ni tensiones, que favorezca la retroalimentación pedagógica y el conocimiento personal.
2.- Un ambiente físico favorable a la creación de un clima educativo, que minimice los perjuicios causados por la masificación. 3.- Un esfuerzo permanente por evitar la separación entre el “tiempo de enseñar y aprender” del “tiempo de evaluar”; en otras palabras, un esfuerzo por lograr la evaluación integrada.
Al
momento de plantearnos mecanismos o procesos de evaluación de la tarea
pedagógica en nuestras cátedras universitarias, sobreviene la duda acerca de
los métodos con los cuales medir ese rendimiento. A la dificultad que la
mayoría de los docentes tenemos sobre la falta de conocimiento de estas
metodologías, se suma la inexperiencia de poder ensamblar de manera
pertinente, el método idóneo para el tipo de actividad a evaluar y el nivel
de certeza buscado en las respuestas.
Es
aquí donde comienza la discusión intercátedra acerca de los sistemas de
calificación más convenientes y los regímenes de promoción. “Los sistemas de
calificación empleados en la evaluación de los aprendizajes y los regímenes
de promoción de los alumnos, constituyen un componente esencial de los
sistemas de evaluaciónque se emplean en la educación formal” (Camilloni,
1998). Estos ejercen un fuerte efecto normativo sobre las acciones
de enseñanza y aprendizaje ya que, más que aparecer como una consecuencia de
los fundamentos teóricos que se suscriben en la materia, son determinantes de
todas las prácticas pedagógicas.
“Si
los sistemas de calificación y promoción permanecen estáticos en sus unidades
fundamentales, solo sirven de obstáculos a las transformaciones pedagógicas
que se pretenden implementar. Si por el contrario, resolvemos producir modificaciones en los
sistemas de calificación y promoción, estos tienden a desarrollar una
indudable influencia sobre las estrategias de enseñanza de los docentes” (Camilloni,
1998).
El
primer aspecto relativo a la constitución de un sistema de calificación, es
el relacionado con la construcción y fijación de una escala de calificación.
El segundoestá referido a la decisión de adopción de una o más de estas
escalas, en el sistema de calificación diseñado.
Las
escalas de medición que pueden utilizarse como sistemas de calificación para
evaluar el rendimiento académico de los alumnos, son:
a) Escalas
nominales: las categorías que componen la escala no se encuentran en
un orden de seriación que implique que un grado es mayor o menor que los
otros; todas se encuentran en un mismo nivel. Estas escalas deben incluír
todas las categorías necesarias para diferenciar los temas que se evalúan.
Las categorías se determinan en función del número indispensable de clases
que permitan dar cuenta de todo el universo que se estudia.
b) Escalas
ordinales: presentan una serie de categorías ordenadas de acuerdo a
un criterio definido por un sentido determinado, que no permite introducir
alteraciones en la secuencia. Los grados de la escala se ordenan de mayor a menor o de mejor a peor.
Se caracterizan porque las distancias entre los grados o categorías
consecutivas no son necesariamente iguales, por ej.: entre “muy bueno” y “bueno” no tiene que ser igual
que entre “bueno” y “regular”.
c) Escalas
de intervalos: son similares a las ordinales, con la diferencia de
que los intervalos entre pares de grados son iguales. Esto permite la ventaja
de obtener la media aritmética o promedio de las calificaciones, que no
tendría sentido en las escalas ordinales.
d) Escalas
de proporciones: son aquellas a las que se agrega el cero absoluto,
permitiendo efectuar operaciones en las que se suman mediciones obtenidas
independientemente. Así por ejemplo, el grado 2 de la escala se puede
considerar equivalente a la mitad del grado 4.
La
norma general para construir una escala de calificación, es que el número de
grado de la escala debe ser elegido de acuerdo a la posibilidad real que
tiene el docente, dediscriminar los diferentes grados de calidad que se
propone evaluar. En la escuela secundaria y en la educación superior
argentina, se ha utilizado tradicionalmente la escala de once grados (0 a
10). Actualmente se observa una tendencia en las nuevas teorías de la
evaluación, a proponer la reducción del número de grados en las escalas de
calificación, que en general no deben superar los 5. Esto porque se ha
comprobado que un gran número de grados, no permite una discriminación
rigurosa de las categorías de calidad correspondientes. En otras palabras, una escala de
pocos grados facilita la tarea del docente y disminuye la posibilidad de
error o injusticia en las calificaciones. Aumentar el número de grados
de la escala hace perder en confiabilidad más que ganar en información. Es
importante que la definición de cada grado sea clara y comprensible para todos
los implicados en el proceso de evaluación.
Toda
calificación lleva implícito un conflicto básico que se deriva de las
funciones propias de la evaluación. Hay dos maneras de calificar, las que
responden a diferentes criterios:
a)
según se contrasten las relaciones del estudiante con sus propias posibilidades o con un
patrón ajeno a él.
b)
según sea el rendimiento de sus compañeros o una pauta establecida por el docente como objetivo a
alcanzar.
Es evidente que cada una de
estas formas dará lugar a calificaciones diversas para un mismo trabajo y
para un mismo alumno.
La gran pregunta es¿Debemos
calificar al alumno por su esfuerzo o debemos hacerlo en función de sus
realizaciones efectivas?Se recomienda adoptar un sistema de doble
calificación: una referida a los progresos realizados por el estudiante en
relación con una norma establecida previamente y otra referida a sus
progresos contrastados con sus aptitudes individuales. La primera
calificación procura ser objetiva y la segunda, subjetiva.
“El
problema de las escalas de calificación en un programa educativo escolar o
universitario, estará bien resuelto cuando esté conformado por el menor
número de escalas diversas que resulten necesarias para proporcionar
información que sea útil para los alumnos, los docentes, las autoridades y
todos aquellos implicados en los procesos de enseñar y aprender” (Camilloni,
1998).
La
otra gran herramienta necesaria para conformar un instrumento de evaluación
pertinente, se refiere a los regímenes de promoción. El régimen elegido debe
hacer imposible la no promoción de un alumno al curso siguiente, si este se
encuentra en condiciones de proseguir sus estudios porque ha realizado ya los
aprendizajes necesarios.
La
elección de un régimen de promoción presenta entre sus principales
dificultades, la de requerir que se asocien de manera previsible las
calificaciones provenientes de diferentes instancias, lo que implica
encontrar una forma de conjunción de lo diverso.Wiliam (1992), propone
utilizar las palabras “combinación”, para describir todos esos procesos;
“agregación”, cuando se reúnen evaluaciones de diferentes aspectos y
“reconciliación”, cuando las calificaciones se refieren al mismo aspecto.
Los
regímenes de promoción habitualmente empleados en los sistemas universitarios
son:
a) El
sistema de “calificación promedio”: la unidad utilizada es la media
aritmética, sumando todas la calificaciones obtenidas por el alumno y
dividiendo por el número de calificaciones. El docente suele exigir mayor
rendimiento relativo para pasar de la calificación inmediata inferior, al
promedio mínimo que se exige para promocionar al alumno. Este sistema
presenta serias desventajas:
1.- El alumno que ha hecho
un trabajo excelente y otro muy malo, puede obtener la misma calificación
promedio que otro alumno con dos trabajos mediocres.
2.-
Marca un tope de rendimiento
para los alumnos. La calificación promedio mínima exigida para la promoción,
se convierte en el único objetivo perseguido por los alumnos, incluso en
aquellos estudiantes que podrían alcanzar mejores logros.
3.-
Se presta a la
especulación de los alumnos en relación a la calidad de los trabajos que
presentan, ejecutándolos sólo con la necesidad de lograr el puntaje mínimo
para la promoción.
4.-
El
régimen de promoción por promedio, facilita que la ignorancia en un tema o el
mal desempeño en una tarea, sea compensado por el conocimiento de otro tema o
la correcta realización de una tarea diferente.
b) El sistema de
“logros mínimos exigidos”: este régimen se establece sobre la base
de la exigencia de un cierto rendimiento mínimo preestablecido como
significativo para la promoción.
A diferencia del régimen anterior, la decisión de promoción resulta del
análisis del cumplimiento de cada tarea considerada por sí, en tanto indique
el logro de las competencias correspondientes. El propósito es garantizar que
el estudiante alcance todos los saberes que se consideren imprescindibles para
cada asignatura. Este régimen asegura un mejor trabajo del alumno a lo largo
de todo el curso y hace inútiles las especulaciones con la calificación.
Entre sus desventajas, existe siempre el riesgo que un alumno que fracasa en
una de las tareas iniciales del curso, entienda que la promoción será ya
imposible para él, pierda interés y abandone el curso sin hacer el esfuerzo
para remontar el resultado negativo inicial.
c) El
sistema“por exámen final”: en este régimen se requiere que para
obtener la promoción, el estudiante apruebe una instancia de evaluación
escrita, oral o de actuación. El exámen debe diseñarse de manera que permita
apreciar el aprendizaje logrado por el alumno a lo largo de todo el curso,
por lo tanto debe representar
una muestra significativa del universo de contenidos de la asignatura y
predecir el desempeño posterior del alumno, dentro y fuera del ambiente
escolar. El exámen final presenta ventajas y desventajas. La
desventaja más importante es que “cuando de mayor magnitud sea la situación que deba ser descripta,
más largo será el periodo que habrá que observar para determinar la dirección
y la velocidad de la conducta en el tiempo dado”(Lewin, en Hilgard, 1961). Este
sistema de promoción con evaluación final, permite conocer de manera completa
el dominio alcanzado por el alumno sobre el universo de los contenidos.
d) El
sistema “sin exámen final”: los programas de evaluación con esta
modalidad pueden asumir diversas formas, tratándose por lo general, de la
aplicación de un régimen de evaluaciones parciales cuyas calificaciones se
procesan por el sistema de “calificación promedio” o de “logros mínimos
exigidos”. Aquí la
evaluación es contínua y no se diferencian las instancias o momentos
destinadosa la evaluación, de aquellos destinados a la enseñanza. Se trata de
un trabajo de carácter clínico muy individualizado, que se puede hacer cuando
se trabaja con grupos pequeños y en el que la autoevaluación del alumno,
juega un rol de gran importancia.
e) La evaluación “de portafolio”: se trata de una evaluación que se
realiza sobre las producciones de los alumnos. El alumno selecciona sus
mejores trabajos y los pone a disposición del docente, para su análisis.
Para ambos, esta carpeta o portafolio de trabajos, tiene la función de
representar los aprendizajes que el alumno ha realizado a lo largo del curso;
de esta manera, la
certificación de promoción no se efectúa sobre el desempeño del alumno en una
determinada instancia, sino sobre el desarrollo de todo el período de
estudio. Este tipo de
evaluación permite que el alumno pueda mostrar la evolución de su desempeño,
sus errores y dificultades, su mejoramiento progresivo y la discusión de los
problemas que no ha podido resolver todavía. Este sistema estimula la
adopción de un modo de enseñar y aprender centrados en tareas productivas, no
rutinarias. Esto es muy bueno desde la perspectiva de la formación que
las escuelas y universidades deben brindar.
Algunos
de los aspectos a tener en cuenta en un sistema de promoción, son referidos
por Cardinet (1989), quien señala las diferencias esenciales
que surgen de la contrastación de los test psicométricos que sirvieron en su
momento de modelo a las pruebas formales de evaluación. Este autor sostiene
“que todos los contenidos son esenciales, que una habilidad ausente no puede
compensarse con la presencia de otra habilidad y que todas las combinaciones
posibles de contenidos y de situaciones de observación, constituyen objetivos
independientes e irreductibles”.
El
otro aspecto que Cardinet considera importante, es incluir
en el análisis la importancia de la evaluación entre evaluador y evaluado.
Ante las características que son propias del acto de evaluar, “la evaluación
pedagógica debe evitar la emisión de juicios que serían incompatibles con la ayuda
que el docente debe dar a su alumno. A éste solo debe brindarle información
sobre su desempeño”.
Al
decir de Sachs Adams (1970), “es menester que el docente
integre a su labor de enseñanza, la tarea de evaluación. Para ello será
indispensable un sistema de registro acumulativo racional que permita que la
medición y la evaluación, alcancen una eficacia máxima para facilitar la
comprensión de los alumnos y de sus problemas”.
Es
interesante conocer también, la visión que el alumnado tiene sobre la
evaluación y los exámenes. En muchos casos la críticacomúnmente expresada por
éstos, es que la evaluación, en términos de calificación mediante un exámen,
corrompe el proceso de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo la mayoría de los
alumnos parecen haber interiorizado sin problemas el valor social de las
calificaciones, aunque en muchos casos, éstas representen una frustación al
considerarlas que no están en relación con los esfuerzos que han realizado.
Debemos
considerar que el consenso que parece existir entre los alumnos acerca del
papel de los exámenes en la evaluación, se debe en la gran mayoría de los
casos, a que no han experimentado otros modos de evaluación.
A
esta carencia de modos o formas de evaluar con que tradicionalmente nos
manejamos los docentes, debemos sumar el frecuente desconocimiento de tres
instancias definidas de evaluación, que de aplicarlas durante nuestra
práctica pedagógica, nos permitirían tener una percepción muy precisa de las
estrategias de aprendizaje que están desarrollando nuestros alumnos:
a) La
evaluación inicial, que es la que pretende detectar los conocimientos que
los estudiantes ya poseen cuando comienza un curso o el estudio de un tema.
Con ella, el profesor puede ubicarse frente al grupo para planificar mejor su
actividad. Este tipo de evaluación condiciona con frecuencia las expectativas
posteriores de los docentes, pero constituye, tal como sugiere Coll
(1986),“una práctica recomendable si se inserta dentro de un modelo de
enseñanza y aprendizaje que se estructure a partir de lo que los estudiantes
conocen y tenga en cuenta su historia educativa previa”.
b) La
evaluación formativa, que es la que se supone, debería estar en la base
de todo proceso evaluador. “Su finalidad no es la de controlar a los
estudiantes, sino la de ayudarles pedagógicamente a progresar en el camino
del conocimiento, a partir de la instrucción que se les imparte y las formas
de trabajodesarrolladasenclase.Esta evaluación implica para el profesorado,
una tarea de ajuste constante para adecuarse a la evolución de los
estudiantes y establecer nuevas pautas de actuación, en relación con los
resultados obtenidos en el aprendizaje” (Hernández y Sancho, 1994).
c) La
evaluación sumativa, es aquella definida como la actividad de
síntesis de un tema, un curso o una actividad. “Permite reconocer si los
estudiantes han logrado los resultados esperados, en función de las
situaciones de enseñanza y aprendizaje propuestas. En la práctica, se asocia
con la noción de éxito o fracaso en el aprendizaje y suele usarse como requisito
ineludible de acreditación de los conocimientos” (Hernández y Sancho,
1994). Esto último, suele ser un severo escollo para evaluar
procesos de aprendizaje en lugar de sólo resultados, que es uno de los
pecados pedagógicos más frecuentes en nuestra práctica docente universitaria.
DE LA EVALUACIÓN A LA AUTOEVALUACIÓN
Percatarnos
de las falencias que exhibimos en general, durante nuestra actividad docente,
debe llevarnos a intentar producir cambios que incidan positivamente en el
resultado final perseguido: una mejor formación académica y profesional de
nuestros alumnos. Si actualizar los mecanismos de evaluación de lo enseñado,
es una acción pertinente a lo antes mencionado, mucho mayor contribución a la
mejora de la calidad podemos conseguir, si antes de evaluar al alumno, sometemos nuestra propia
práctica a la evaluación.
Si este es el propósito
entonces, ¿no sería válido estructurar un proceso de autoevaluación que
proporcione datos acerca de nuestros aciertos y errores, virtudes y defectos,
en nuestra contínua tarea de enseñar y aprender?. Deberíamos hacerlo desde
nuestra postura crítica como docentes y considerando la opinión de los
alumnos, como co-protagonistas y co-diseñadores del mismo.
Para que una autoevaluación de
esta naturaleza tenga éxito, debemos:
1.- Promover la
suficiente motivación interna.
2.- Procurar que haya una dirección clara y aceptable durante el proceso. 3.- Crear un ambiente de confianza entre los colaboradores. 4.- Enfocar el proceso hacia cuestiones importantes, dirigido hacia verdaderos problemas, hacia puntos claramente sobresalientes o débiles, hacia tópicos que realmente interesen a los estudiantes. 5.- Es necesario que la gente que trabaje conjuntamente durante el proceso de la autoevaluación, se conozca bien y lo haga bajo un clima propicio.
Las
etapas a considerar para su correcta diagramación, son:
a) Diseño
y Organización: es la confección del Plan para la Autoevaluación.
Aquí deben considerarse indicadores o síntomas que justifiquen la
implementación de este proceso, tales como la reputación de la Asignatura o
Cátedra, la escasez de
datos sobre el funcionamiento académico de la misma, las quejas sobre la
calidad de la enseñanza o la estructuración programática, el grado de interés
de los alumnos, elgrado de deserción o desaprobación de la Asignatura, la
falta de interés institucional en la autoevaluación y los datos extraídos de
evaluaciones anteriores.
El
diseño y la organización también deben contemplar aspectos referidos al
tamaño y complejidad de la unidad a evaluar, posibilidad de relevamiento de
datos, tiempo y medios disponibles y personal competente. Todo ello requiere
de reuniones y discusiones entrelosdocentes involucrados, paraunificar
criterios y tomar conciencia de la necesidad de la autoevaluación.
b) Implementación
y Ejecución: se refiere a cual o cuales serán los instrumentos
utilizados para el relevamiento de la información. En general, un instrumento
muy pertinente para esta tarea suele ser la “Encuesta”, la que debe cumplir
con ciertas premisas que garantizen una alta probabilidad de éxito en el
objetivo de recabar información útil a los propósitos propuestos.
El
empleo de una “Encuesta” tiene ventajas y desventajas, que son importantes
conocer antes de su implementación.
Entre
las primeras, podemos citar que: a) tiende a minimizar la influencia de
distorsión por parte del investigador; b) se puede utilizar varias veces; c)
se puede entrevistar un gran número de personas; d) se recaba siempre la
misma información de todos los encuestados, lo que permite la comparación,
clasificación, tipificación y promedio de la información relevada.
Entre
las desventajas más significativas podemos citar: a) si la encuesta está mal
diseñada, se usa en el momento inadecuado o los entrevistados no están
interesados, se obtendrá poca información útil; b) debe ser lo más breve y
variada posible, para no aburrir al entrevistado; si esto ocurre, es probable
que muchas de las respuestas no tengan el grado de reflexión requerido.
c) Análisis
de los datos: consiste en la ordenación, análisis, codificación y
tratamiento estadístico de los resultados obtenidos. Con todo ello, se
procede a la redacción de un Informe claro y ordenado, a ser distribuído
entre las partes involucradas en la problemática a resolver. Debemos poner
énfasis en encontrar indicadores favorables e indicadores desfavorables, que
nos proporcionen una descripción objetiva de la situación real evaluada.
d) Conclusiones: pueden
ser expresadas en algunos casos, en juicios de valor y en otros, mediante la
producción de datos cuantitativos como forma de mostrar aspectos del problema
evaluado. A través de estos juicios plantearemos estrategias tendientes a
modificar la realidad aúlica o institucional, definiendo además, la magnitud
de las modificaciones que nos permitan acercar la realidad relevada a la
idealidad con que nos planteamos la tarea pedagógica.
e) Comunicacióna
los actores involucrados: es la devolución de las conclusiones
obtenidas, destinada a los docentes, estudiantes, autoridades y cualquier
otro agente involucrado en la toma de decisiones para modificar la situación
evaluada.
f) Instrumentación
de soluciones: toda la secuencia anteriormente expuesta, debe
servirparadiagramar decisiones o cursos de acción a seguir, afin de
intervenir activamente en los procesos analizados, mejorar la dinámica de la
actividad docente en el claustro correspondiente, maximizar la transferencia
de conocimientos y hacer más comunicativa la relación docente - alumno.
A
modo de ejemplo y basándonos en una experiencia realizada a nivel de una
Cátedra de la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la U.N.T., transcribimos
un modelo deencuesta entregada a los alumnos:
Propósito: Evaluar
el proceso de enseñanza-aprendizaje en una Asignatura.
I:
Aspectos Formales del Curso.
O
Si
O No
O Si
O No
O
Si
O No
d)Los
contenidos tratados, eran para Ud.:
O
Conocidos
O Poco Conocidos O Desconocidos
e) El
docente le informó sobre el sistema de evaluación de la Asignatura ?
(Parcial,
Integral, Examen Oral, etc).
O
Si
O No
II. Sobre los Docentes
Marque
las técnicas de enseñanza que utilizó el docente. Con que frecuencia lo hizó
?.
O
Siempre
O A veces O Nunca
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Clase
expositiva o magistral
Clase
dialogada
Clase
Teórica-Práctica
Trabajo
Grupal con guías
Resolución
de problemas
Talleres
Otras
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
b)Con
que frecuencia el docente realizó estas actividades?.
O
Siempre
O A veces O Nunca
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Explicó
con claridad
Aclaró
dificultades y dudas
Usó
material didáctico (video, transp., diapos.)
Fomentó la discusión
en clase
--------------------------------------------------------------------------------------------------------
c)El
manejo del tiempo por parte del docente alcanzó para ...? (En caso negativo, justifique).
O
Siempre
O A veces O Nunca
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
El
desarrollo completo del tema
La
aclaración de dudas o dificultades
La
ejercitación o ejemplificación
El
debate de ideas centrales
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
O
Siempre
O A veces O Nunca
III.
Sistemas de Evaluación
a)Marque
con una cruz el tipo de evaluación que se utilizó en la materia:
b)
El docente corrigió y explicó los errores detectados en prácticos, pruebas, evaluativos
, experiencias, etc?.
O
Si
O No
c)
Los temas de las evaluaciones, ¿se ajustaron a lo enseñado?.
O
Totalmente
O Sí, Mucho O Sí, Poco O No
d)
Evalúe los siguientes ítems según la escala:
(1)
Excelente
(2) Muy Bueno (3) Bueno (4) Regular (5) Malo
-
Desempeño general del Docente.
-
Capacidad de comunicación del Docente con los alumnos.
-
Confort edilicio del ambiente educativo.
-
Utilización de recursos didácticos (videos, fichas, diapos., guías, mapas,
etc).
IV.
Valoración Personal de su Condición de Alumno
Comente
sintéticamente acerca de los siguientes temas:
A
las conclusiones y sugerencias que en cada caso evaluado se pauten del análisis
de los datos obtenidos, podríamos agregar algunas generales que surgen de la
experiencia en “Tácticas de Evaluación Integradas al Proceso de Enseñanza”,
citadas porGimeno Sacristán y Pérez Gómez (1992) cuando
establecen que “la evaluación, integrada de forma natural en la enseñanza,
puede utilizar múltiples estrategias ligadas a la forma de gestión del
trabajo en clase y al seguimiento del mismo”, a saber:
1.-
Incorporando “preguntas clave” en el estudio de textos o unidades, llamando
la atención sobre informaciones concretas, sobre la existencia de un
principio relevante o sobre el sentido general que el alumno debe descubrir y
comprender.
2.-
Programando tareas concretas con un calendario y plan de trabajo fijado en
una agenda, donde se establece un compromiso escrito que puede monitorearse
periódicamente por parte del profesor y brinda al alumno la posibilidad de su
autoevaluación.
3.-
Que los contenidos aprendidos, se reflejen en “producciones de algo”. Este
trabajo de elaboración, le permite al profesor disponer de información de
cómo trabaja y progresa el alumno.
4.-
Fomentar la “ejercitación de habilidades básicas” para la asignatura, con
contenidos sustantivos y significativos, dejando de lado información
superflua o accesoria.
5.-
La formulación de “preguntas diagnósticas”, como base fundamental para
conocer al grupo y a cada uno de sus integrantes.
6.-
Planificar más el trabajo que la evaluación. Entender que el alumno requiere
tiempo para ir superando etapas e incorporando conocimientos y minimizar al
máximo la presión de hacerle sentir que “se acercan las fechas de exámen”.
7.-
Establecer la realización de tareas de clase que permitan la autonomía de los
alumnos una vez señaladas las mismas y la libre búsqueda de fuentes de
información y de expresión de los resultados a obtener.
8.-
Reducir el carácter de “exámen” que determina el resultado final de
aprobación de la asignatura, mediante la elaboración de pruebas formales que
sirvan de ayuda para recordar; ser además, cuidadosos a la hora de seleccionar
los contenidos a ser exigidos a los alumnos. En otras palabras, recuperar un
cierto sentido naturalista de la “evaluación como medio de conocimiento”.
CONCLUSIONES
Toda
evaluación debe partir de un proyecto genuino de reflexión que más tarde o
más temprano enfrentará las reglas consagradas en la institución; conceptos
como disciplina, conocimiento y contenido, no hacen más que mostrar la
constelación de ideologías y contradicciones entre lo que manifiestan los
docentes y lo que efectivamente hacen; entre la retórica y la realidad del
aula.
La
reflexión obliga de algún modo a de-construir categorías y conceptos que son
parte de la institución y lleva a replantear inclusive, las relaciones de
jerarquía que subyacen en significantes supuestamente aceptados por todos. La
distancia entre aquello de “innovación” o “calidad” y la rutinización de las
actividades, exige que se observe “in situ” la dinámica de la práctica
docente.
De
alguna forma, docente e institución son siempre evaluados, pero de lo que se
trata es que la evaluación conduzca a una mejor transferencia, fundada en una
investigación reflexiva de la práctica pedagógica.
Una
reflexión que acabe con profesores insularizados, constreñidos en su
creatividad y potencialidades por el peso de un contexto institucional, en el
que se diluye la innovación curricular, el debate crítico, el cuestionamiento
del accionar,la formación propia y el trabajo cooperativo.
Contrarrestar
esa tendencia al inmovilismo y a la aceptación conformista de lo rutinario o
lo impuesto, no puede partir sino de una actitud crítica y genuina que
intente detectar las falencias y reforzar los méritos de la actividad.
“De
lo que se trata en definitiva, es de una mejor educación”.
BIBLIOGRAFIA
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(3).
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sábado, 23 de febrero de 2013
el examen medio de retroalimentación y la calif. no basta para medir la enseñanza.
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