Los angiospoermas (filo de plantas fanerógamas) producen granos infinitamente pequeños denominados polen. Con el apoyo del microscopio se puede percibir que existen los más variados tipos de polen de diferentes tamaños y formas. Estos granos están localizados en las flores de este tipo de vegetal no por casualidad. Las estructuras florales, con sus aromas y colores, llaman la atención de los más variados animales que al posar en ellas captan involuntariamente los granos; posteriormente se desplazan hacia otra flor esparciendo el polen y contribuyendo a la germinación de nuevos individuos. Es un proceso conocido como polinización.
Estructuralmente estos granos son redondeados y pequeños. El grano más pequeño hasta hoy conocido y estudiado es el de Myosotis, que mide tan sólo 6μ (6 micras). Componentes importantes como las proteínas forman una gran proporción de la composición de polen, aproximadamente cerca del 40%, agua también en buena proporción, 30% vitaminas (A, B, C, D y E) y componentes minerales, además de contener todos los aminoácidos ya estudiados hasta hoy (arginina, histidina, isoleucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano, valina y prolina).
Hablando de polen no se puede dejar de hablar de las abejas, ya que es el principal producto no líquido de su alimentación. Es a partir de la obtención de este polen que las abejas fabrican la jalea real para alimentar a las larvas de la reina y de las abejas obreras jóvenes. Es muy común que algunas personas confundan el néctar con el polen (creyendo que son lo mismo), aunque la diferente es notable puesto que el néctar es pobre en vitaminas, proteínas y lípidos y rico en carbohidratos.
Estos granos emergen del proceso meiótico que se produce en el estambre de la planta angiosperma, y cada polen formado es en realidad un gametofito haploide. Como la primera división da surgimiento a dos, uno será mayor (vegetativo) y otro será menor (este formará los gametos). Básicamente el polen puede ser dividido en dos tipos distintos: anemófilo (transportado por el viento y abundante) y antomófilo (transportado por abejas y poco abundante).
El polen no es solo un alimento esencial para las abejas. Para el ser humano, este alimento es el más completo. Algunos estudios señalan que este nutriente además de contar con todos los aminoácidos esenciales al ser humano también presenta una serie de otros elementos igualmente importantes: minerales, vitaminas, hormonas, vegetales y fibras.
El valor nutritivo del polen sobrepasa al de la carne al tener muchos más nutrientes o incluso la proteína de soja. Además de tener propiedades antioxidantes, antianémicas (eleva rápidamente la tasa de hemoglobina) y todavía ayuda al tratamiento preventivo de la prostatitis. En contrapartida a sus beneficios, también requiere de importante atención ya que en la actualidad la alergia humana al polen es cada vez más común
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