la obesidad
Se define obesidad como un exceso del tejido graso del organismo. Aunque en general existe una buena relación entre el aumento de peso y la obesidad, en algunas situaciones, como es el caso de atletas con gran desarrollo muscular, puede observarse exceso de peso sin que exista propiamente obesidad, ya que el compartimento graso del organismo no se encuentra aumentado. Similares consideraciones cabe realizar en personas con grandes retenciones hídricas que causan aumento de peso sin que exista un acúmulo anormal del tejido adiposo.
Síntomas de la obesidad
Es bien sabido ya que la obesidad es una enfermedad de tipo crónico y tratable, que se produce cuando se no se quema la totalidad de las calorías consumidas por día, convirtiéndose por lo tanto en tejido adiposo o grasa localizada en el cuerpo.
Adicional a los problemas que ya de por sí representan la obesidad, los expertos advierten que sus efectos más negativos son producidos a causa de que ésta actua como un agente que agrava en un plazo sumamente corto patologías o enfermedades graves como la diabetes y la hipertensión.
Síntomas
Son diversos los síntomas que delatan la existencia de obesidad, sin embargo talvez uno de los más serios es la acumulación en exceso de grasa bajo el diafragma y en la pared torácica, ya que suele ejercer presión en los pulmones, provocando dificultad para respirar y ahogo, incluso con un esfuerzo mínimo.
Además la obesidad puede originar varios problemas ortopédicos, incluyendo dolor en la zona baja de la espalda y agravamiento de la artrosis, especialmente en las caderas, rodillas y tobillos; de igual forma, los trastornos cutáneos son particularmente frecuentes, debido a que los obesos sudan más que las personas delgadas.
¿Cuáles son sus causas?: el acúmulo de tejido graso se produce como consecuencia de un desequilibrio de la ecuación de balance energético, según la cual el ingreso de energía en forma de calorías equivale al gasto representado por metabolismo basal (el consumo de calorías del organismo en condiciones de reposo), termogénesis (producción de calor) y consumo calórico derivado de la actividad física. Cuando se produce un aumento del ingreso (alimentación) o una disminución del gasto energético, el ahorro energético resultante se acumula en forma de tejido adiposo. En la gran mayoría de casos la obesidad se produce por un aumento de la ingesta calórica, con frecuencia asociada a una actividad sedentaria. Actuando conjuntamente con los factores ambientales, la predisposición genética posee una importancia clave en muchos casos. Los tratamientos psicotropos, como algunos antidepresivos o tranquilizantes, y los hormonales, especialmente los compuestos estrogénicos, pueden favorecer el aumento de peso. Es frecuente que circunstancias que induzcan ansiedad se acompañen de aumento de actitud compulsiva alimentaria que favorece el sobrepeso. El abandono del hábito tabáquico cursa con aumento de peso con frecuencia, aunque este fenómeno no es necesariamente inevitable. Excepcionalmente puede deberse a causas hormonales como el hipotiroidismo o el síndrome de Cushing o a enfermedades neurológicas o hereditarias que alteran el centro del hambre y la saciedad, que se localizan en el hipotálamo.
¿Cuáles son sus síntomas?: los síntomas que produce la obesidad se derivan del propio aumento del peso corporal y de las consecuencias y complicaciones a que puede dar lugar. El cansancio y la dificultad para el desarrollo de tareas cotidianas son limitaciones frecuentes inducidas por la obesidad. Además, puede dar lugar a complicaciones metabólicas como la diabetes mellitus, aumento de triglicéridos, colesterol y ácido úrico, lo que favorece las crisis de gota. También disminuye la tolerancia al esfuerzo, promociona la aparición de hipertensión arterial y supone un factor de riesgo vascular para el desarrollo de insuficiencia coronaria y de accidentes vasculares cerebrales. Cuando el exceso de peso es muy importante puede ser responsable de que se origine un síndrome de apnea del sueño, que consiste en detenciones de la respiración durante el sueño y que reduce el nivel de oxígeno de la sangre, con el consiguiente sufrimiento de los tejidos del organismo. Las complicaciones articulares, especialmente en caderas y rodillas, limitan la actividad física. Todas las complicaciones son responsables de la reducción en la expectativa de vida que acompaña a la obesidad.
Tipos de obesidad
Existen dos tipos de obesidad, central o androide y periférica o imoide; la primera es la más grave y puede traer complicaciones patológicas, ésta localiza la grasa en el tronco y predispone a al paciente a complicaciones metabólicas; la periférica acumula la grasa de cintura para abajo y produce problemas en las articulaciones.
La obesidad mórbida se constituye en una de las enfermedades icónicas de la época moderna, sobre todo debido a la cantidad de complicaciones que se le asocian; para tratarla se requiere la intervención quirúrgica, ya que las dietas en este caso son absolutamene inútiles.
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