Mitomanía o mentira patológica es el término aplicado por los psiquiatras para nombrar el comportamiento de los mentirosos compulsivos o habituales siendo un tema controvertido que se ha definido como una invención intencional y demostrable de acontecimientos muy poco probables y de fácil refutación.
La mentira patológica, enfermedad mental, es el acto consciente y deliberado de compartir un juicio falso y que quienes la practican lo hacen por miedo al futuro sustentándose en la fantasía para buscar beneficios personales.
Quién miente patológicamente, y es en consecuencia un adicto a tal condición mental, sufre las consecuencias de llegar a ser considerado como una persona en la que no se puede confiar y en la que llegan a repercutir graves consecuencias de credibilidad en todas sus relaciones interpersonales.
Este parece ser el cuadro clásico mental y patológico en que han caído algunos ciudadanos cartageneros que ante el miedo a las consecuencias por el fracaso político del proyecto que llevó a Campo Elías Terán Dix a la primera magistratura de la ciudad de Cartagena de Indias, se han convertido en verdaderos ejemplares de la mitomanía, llegando aún a creerse sus propias mentiras.
Vociferan voz en cuello e irresponsablemente acerca de la inexistencia de errores y faltas cometidas por el mandatario local, así como de la existencia de procedimientos antijurídicos relacionados con el nombramiento y/o designación de los remplazos que el mismo alcalde Terán Dix provocó con sus desafortunadas actuaciones.
A todo nivel, muchos son los que han incurrido en esta práctica mitómana, aún algunos que gozan del privilegio de informarle a la comunidad a través de un medio de comunicación, ya sea hablado o escrito; físico o virtual.
Basta, ya. Es hora de no seguir engañando a la ciudadanía. Hay una situación jurídica de hecho, provocada, repito, por el mismo mandatario y por algunos de sus consejeros, por algunos de sus secretarios, y hasta por algunos de los apoyadores financieros de su campaña.
Campo Elías no está actualmente por fuera de la administración por causa de su penosa enfermedad, sino por causa de una suspensión impartida por la Contraloría General de la República y ejecutada por el Presidente Santos.
Hoy quiere hacerse ver que el caso de la irregular suscripción de un contrato con la firma “Chemical” solo se debió al no pago de parafiscales que ya, al final, el señor Adolfo Monsalve cubrió; cuando la verdad es que no solo se debió a ello, sino a que al momento de la firma de dicho contrato cursaba contra el señor Monsalve una inhabilidad para contratar con el estado impuesta por la Procuraduría General de la Nación, representante legal de dicha firma, por lo que la alcaldía, que es una sola, así el contrato lo haya suscrito la suspendida secretaria de educación, nunca debió hacerlo con esta empresa incursa en el impedimento mencionado.
Se quiere decir, y aún, penosamente hace pocos días pusieron a decir a través de diversos medios de comunicación al alcalde Campo Elías, que el delito había desparecido por sustracción de materia, ya que el mencionado señor Monsalve, el de “Chemical”, había cancelado los dichosos parafiscales; cuando, repito, no solo fue esa la razón de la falta o el delito.
Lástima por esta oportunidad que perdió Cartagena con Campo Elías. Lástima que hasta abogados oportunistas ahora quieran pescar en rio revuelto para obtener ganacias.
Igual ha sido con la tergiversación de los conceptos jurídicos sobre los otros sí, las incapacidades, las inhabilidades, la vacancia absoluta, la revocatoria del mandato y todo cuanto tenga que ver con la afectación de los intereses personales de los mitómanos políticos de esta ciudad.
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