Los sinus (bolsillo en latín), son espacios aledaños a la nariz que se llenan
con mucosidad filtrada desde ella.
Los seres humanos tenemos cuatro grupos de cavidades de este tipo: maxilares
(alrededor de la cavidad nasal), frontales (alrededor de los ojos), etmoides
(entre los ojos) y esfenoides (detrás de los etmoides, entre la nariz y el
cerebro.
Pero, ¿para qué sirven estas cavidades? Se han propuesto muchas teorías.
Podrían proteger nuestros ojos y las raíces de nuestros dientes de los
cambios bruscos de temperatura, casi como un amortiguador cuando recibimos
viento directamente en la cara.
Se dice también que sirven para mantener la temperatura y humedad del aire
que respiramos, para balancear el peso de nuestro cráneo o incluso para mejoras
la resonancia de nuestra voz.
Lo cierto es que, tristemente, sólo sabemos de estas cavidades cuando se
bloquean de mucosidad y ésta se infecta, lo que produce uno de los dolores de
cabeza más desagradables.
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