Venus y la Tierra son parecidos en tamaño, masa, densidad, composición y distancia desde el Sol. Sin embargo, ahí acaban las similitudes.
Venus está cubierta por una atmósfera densa y que gira a gran velocidad, lo que da lugar a un planeta abrasador con temperaturas lo suficientemente altas para derretir plomo y una presión superficial 90 veces mayor que la de la Tierra. Dada su proximidad a la Tierra y la forma en que sus nubes reflejan la luz solar, Venus parece ser el planeta más brillante del firmamento.
Al igual que Mercurio, se puede ver a Venus cruzar por delante del Sol de forma periódica. Estos tránsitos tienen lugar a pares, con una separación de más de un siglo entre cada par. Desde que se inventó el telescopio, se han observado tránsitos en 1631, 1639; 1761, 1769; y 1874, 1882. El 8 de junio de 2004, los astrónomos de todo el mundo vieron el punto diminuto de Venus pasar por delante del Sol; el segundo dentro de este par de tránsitos a principios del siglo 21 tendrá lugar el 6 de junio de 2012.
Atmósfera tóxica
La atmósfera de Venus está formada principalmente por dióxido de carbono, con nubes de gotitas de ácido sulfúrico. Sólo se han detectado cantidades residuales de agua en la atmósfera. Esta densa atmósfera recoge el calor del Sol, lo que da lugar a temperaturas superficiales por encima de los 470 grados centígrados. Las sondas que han aterrizado en Venus no han sobrevivido más de unas pocas horas antes de ser destruidas por las altísimas temperaturas.
El año venusiano (período orbital) dura unos 225 días terrestres, mientras que el período de rotación del planeta es de 243 días terrestres, lo que hace que un día en Venus dure unos 117 días terrestres.
Venus rota con un movimiento retrogrado (de este a oeste), a diferencia de la rotación progrado (de oeste a este) de la Tierra. Visto desde Venus, el Sol saldría por el oeste y se pondría por el este.
Mientras que Venus se mueve hacia delante en su órbita solar mientras que rota lentamente “hacia detrás” sobre su eje, su atmósfera nubosa gira rápidamente alrededor del planeta en dirección contraria al movimiento de rotación cada cuatro días terrestres, impulsada por vientos huracanados constantes. El modo en que sucede esta “s´per rotación” atmosférica sigue siendo objeto de investigación científica.
Cerca del 90 por ciento de la superficie de Venus parece ser lava basáltica solidificada recientemente; se cree que el planeta fue completamente “repavimentado” por la actividad volcánica entre 300 y 500 millones de años atrás. Los compuestos de azufre, atribuibles probablemente a la actividad volcánica, abundan en las nubes de Venus. Esta química corrosiva y la atmósfera densa en movimiento provocan un desgaste y una erosión de la superficie significativos. Las imágenes de radar de la superficie muestran dunas de arena y surcos hechos por el viento. No existen cráteres de menos de 1,5 a 2 kilómetros de diámetro, ya que los meteoritos pequeños se queman al traspasar la densa atmósfera antes de poder llegar a la superficie.
Características geológicas
La superficie de Venus se encuentra marcada por más de mil volcanes o centros volcánicos de más de 20 kilómetros de diámetro. Las erupciones volcánicas han dado lugar a canales sinuosos y largos que se extienden cientos de kilómetros.
Venues tiene dos grandes zonas montañosas: Ishtar Terra, de tamaño similar al de Australia, en la región polar septentrional, y Aphrodite Terra, de tamaño parecido al de Sudamérica, que se extiende por el ecuador a lo largo de casi 10.000 kilómetros. Maxwell Montes, la montaña más alta de Venus, comparable con el Monte Everest de la Tierra, se encuentra en el límite este de Ishtar Terra. Venus tiene un núcleo de hierro de unos 3000 kilómetros de radio. El planeta no tiene campo magnético; aunque el contenido en hierro de su núcleo es similar al de la Tierra, Venus rota demasiado lentamente para generar el tipo de campo magnético que tiene la Tierra.
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