¿Qué es clonar?
La clonación puede definirse como el proceso por el que
se consiguen copias idénticas de un organismo ya
desarrollado, de forma asexual. Estas dos
características son importantes:
*Se parte de un animal ya desarrollado, porque la
clonación responde a un interés por obtener copias de
un determinado animal que nos interesa, y sólo cuando es
adulto conocemos sus características.
* Por otro lado, se trata de hacerlo de forma
asexual. La reproducción sexual no nos permite
obtener copias idénticas, ya que este tipo de
reproducción por su misma naturaleza genera diversidad.
¿Por qué es posible la clonación?
La posibilidad de clonar se planteó con el descubrimiento
del DNA y el conocimiento de cómo se transmite y expresa la
información genética en los seres vivos.

Esto es así por una razón muy sencilla: todas las
células de un individuo derivan de una célula
inicial, el embrión unicelular o zigoto. Esta célula
peculiar, que es ya una nueva vida, se obtiene de forma natural por
la fusión de las células reproductoras, óvulo
y espermatozoide, cada una de las cuales aporta la mitad del
material genético (la mitad de los planos). En el zigoto
tenemos ya la información de cómo va a ser el nuevo
organismo: su sexo, sus características físicas,
todo: los planos completos. A partir de ese momento esa
información se ira convirtiendo rápidamente en
realidad por dos procesos: la división celular y la
especialización de las células.
* El zigoto empieza dividiéndose en
células que a su vez vuelven a dividirse. Así el
embrión va creciendo: primero consta una sola célula,
que se divide en dos, y luego en 4, 8, 16, etc. En cada
división se hace una copia del ADN presente al inicio
(fotocopias de los planos), para que cada célula tenga la
información de cómo es todo el individuo. Millones de
divisiones después, tendremos un organismo desarrollado
compuesto de millones de células que tienen todas ellas toda
la información, la misma contenida en el zigoto.

* Una precisión sobre las células
reproductoras, óvulos y espermatozoides. Son una
excepción a lo dicho hasta ahora, porque su material
genético, su ADN, no es igual al del resto de las
células del organismo: tienen la mitad de moléculas
de ADN, para que al fusionarse con las aportadas por la otra
célula reproductora den lugar a una dotación
genética completa; y, además, cada célula
reproductora de un mismo organismo recibe una mitad diferente del
ADN característico de ese individuo. Ese es el origen de la
diversidad en la reproducción sexual y la razón por
la cual cualquier embrión producido por fecundación
es una incógnita: hasta que crezca no conoceremos sus
características.
Teniendo todo esto en cuenta, cualquier célula del
organismo adulto (células somáticas, no
reproductoras) puede servir teóricamente para obtener un
nuevo ser vivo de las mismas características, ya que tiene
en su ADN la información de cómo es y como se
desarrolla ese determinado organismo. Se trataría de tomar
una célula cualquiera, exceptuando las células
reproductoras que tienen una dotación incompleta, y
conseguir que esa información se exprese, se ponga en
funcionamiento y nos produzca otro ser. Clonar consistiría
por tanto en reprogramar una célula somática para
que empiece el programa embrionario. Una vez comenzado su
desarrollo se implantaría en un útero, ya que de
momento no es posible que los embriones lleguen a término
fuera de un útero.
Además, disponemos de tecnología adecuada, tanto
para conseguir que las células vivan y crezcan fuera del
cuerpo, mediante las llamadas técnicas de cultivo celular,
como para implantar con éxito embriones generados in
vitro, por las técnicas de manipulación de
embriones.
¿Qué dificultades presenta?
Sin embargo, pronto se comprobó que no es en absoluto
fácil conseguir un nuevo ser a partir de una célula
cualquiera del organismo adulto. La clonación, por el
contrario, presentaba dificultades aparentemente
insuperables. Las células de distintos tipos que constituyen
el ser vivo pueden vivir y crecer en cultivo, pero es muy
difícil que den lugar a un nuevo individuo: se limitan a
dividirse y producir más células especializadas como
ellas. Aunque tienen la información de cómo hacer el
ser vivo, la especialización ha hecho que “pierdan
memoria”: sólo recuerdan la parte de
información que usan habitualmente, y no pueden
reprogramarse y empezar de cero a producir un nuevo ser. O al menos
esto se pensaba hasta que se publicó la existencia de
Dolly.
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