Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

sábado, 2 de marzo de 2013

Variable ambiental



Variable ambiental
Es la primera de las variables y es la que determina que las otras dos variables (relaciones y alimentación), se configuren en una forma o en otra. Las personas estamos sujetas a dos tipos de ambientes, el ambiente natural o clima, determinado por las estaciones y la geografía en la que vivimos y el ambiente emocional/personal que está determinado por la educación que hemos recibido. El ambiente emocional/personal determina nuestro clima interior y en función de éste clima interior nos movemos o sentimos en relación al clima o ambiente exterior.
El ambiente emocional/personal se carga o configura de forma inconsciente en los tres primeros años de vida y como primera respuesta a este ambiente se configura la segunda variable: relaciones/afectos, sintiendo atracción por figuras cálidas/luminosas o por figuras gélidas/apagadas en función de lo oscuro o luminoso que fuera nuestro ambiente familiar.
Hay que tener en cuenta que el ambiente familiar no podemos elegirlo, nacemos en un hogar/familia concretos y siendo bebés, por lo que la huida no es una opción; pero si la lucha, por lo que la primera forma de supervivencia o búsqueda del propio equilibrio personal más allá de los demás, será nuestra configuración emocional o carácter que, con el paso del tiempo, se convertirá en nuestra identidad personal.
Carácter que se gesta al margen de nuestra identidad humana/genética para ajustarse a nuestra identidad familiar nada más tomar la primera bocanada de aire ya que en el útero estamos protegidos del ambiente familiar. Aunque si la figura materna está muy desequilibrada la placenta no podrá impedir que haya interferencias en el proceso de gestación interior que es la única reserva de identidad propia que tenemos y a la que se puede recurrir cuando toda nuestra vida falla.
Este carácter propio que nace como respuesta al ambiente familiar es la respuesta visceral de nuestro cuerpo para sobrevivir y es el que configura la tercera variable o demanda de alimentos/olores/sabores/texturas que necesitaremos (calidad y cantidad) para mantenernos con vida.
La suma de estas tres variables determina nuestro balance químico/emocional/energético que es lo mismo que decir lo cara o lo económica que nos sale la vida. Y nuestro humor es la resultante automática de lo que nos cuesta vivir diariamente a pleno rendimiento o, simplemente vivir.
En la medida que vivir nos resulta más caro, de peor humor nos sentimos, más quejicas y puntillosos nos ponemos y más oscura vemos la realidad. Y lo más triste es que, en el fondo, muy en el fondo, sabemos que existe «un mundo feliz», un mundo donde vivir no resulta tan costoso, un mundo que nos ha sido negado en aras de una educación familiar, encadenados a unos afectos que condicionan nuestros gustos, respuestas y actitudes ante la vida haciéndonos sentir prisioneros de nosotros mismos y de una realidad hecha a medida.

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