La educación intercultural se constituye en una
herramienta poderosa para responder adecuadamente a los desafíos y necesidades
de la coyuntura actual; no obstante, debe ser replanteada en función a las
expectativas de los usuarios (mayor participación social), la experiencia
acumulada y los propósitos nacionales, es entendida como la educación de los
indígenas únicamente. En este estado de cosas, parece que los únicos que deben
tomar conciencia, conocer y respetar la realidad heterogénea del país son los
indígenas. Dejar la práctica intercultural en manos de un sector de la
población (el indígena), no contribuye a la construcción de la democracia y la
justicia en el país, difícilmente se puede aspirar a la existencia de una
sociedad tolerante que en su conjunto valore y respete las otras formas
culturales y de conocimiento diferentes que conviven en un mismo escenario,
considero que esta educación no puede ser solamente para los pueblos indígenas
y sus escuelas en el esfuerzo de adquirir y apropiarse conocimientos, valores y
patrones de comportamiento de las otras culturas; vale también para las
escuelas hispanohablantes en el esfuerzo por reconocer las culturas indígenas
en sus valores, sabiduría, conocimientos, sus formas de expresión y sus
tradiciones, tratar de conocerlas y sobre todo de ver en sus miembros
ciudadanos de un común estado con los mismos derechos y obligaciones y como
tales merecedores de respeto y consideración, por lo que es importante considerar
que la lengua y la cultura son básicas para la enseñanza – aprendizaje de las
escuelas interculturales bilingües. La lengua es una herramienta cultural de
cada pueblo en el sentido de que nos valemos de ella para nombrar las cosas y
para preservar y transmitir los elementos culturales acumulados en el seno de una determinada comunidad de una generación a
otra. La lengua es un producto cultural y la lengua es productora de la
cultura; son dos aspectos interconectados, que no son posibles el uno sin el otro
porque no podrían actuar sin la presencia del otro. Es decir, si no existiera
la lengua no habría forma de comunicar y difundir la cultura hacia los demás y
a las siguientes generaciones.
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