Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

jueves, 18 de octubre de 2012

Donación del cordón umbilical




Antes, el cordón umbilical se desechaba sin más, pero hoy se conoce su inmenso valor y se anima a las personas a donar este tesoro. La sangre que contiene es rica en células madre y puede ayudar a salvar vidas.

Por qué donar el cordón umbilical
Hace unos años, se descubrió que la sangre del cordón umbilical es rica en células madre sanguíneas o hematopoyéticas, que trasplantadas a pacientes cuya médula ósea esté enferma, permite obtener éxitos terapéuticos prometedores.
La donación de sangre de cordón se realiza siempre de forma altruista, con el objetivo de que pueda ser utilizada cuando haya un enfermo compatible que lo necesite en cualquier lugar del mundo.
Los trasplantes de sangre de cordón umbilical están indicados en enfermos que padecen enfermedades graves de la sangre, como leucemias y otras patologías.
tanto de donantes de médula ósea como de unidades de sangre de cordón.
Los cordones que no reúnen los criterios de calidad necesarios para el trasplante –porque no presenten la celularidad adecuada o se hayan deteriorado en el traslado– se utilizan, con el consentimiento de la madre donante, para la investigación de tratamientos para enfermedades como la diabetes o el Parkinson.
Cualquier embarazada sana con embarazo controlado y sin antecedentes de enfermedades transmisibles puede ser donante.
Pruebas imprescindibles para donar el cordón umbilica
*   Una historia clínica detallada de la madre para detectar la existencia de enfermedades infecciosas, hematológicas o de cualquier otro tipo.
*  La realización a la madre en el momento del parto de un análisis de sangre para descartar cualquier proceso infeccioso que pudiera ser transmisible a la sangre del cordón umbilical.
*  Un examen clínico del bebé después del nacimiento y, opcionalmente, cuando tenga tres meses. Este reconocimiento lo realiza un pediatra.

La donación del cordón umbilical, paso a paso
La donación no supone ningún riesgo ni para la madre ni para el recién nacido. El procedimiento es muy sencillo. La sangre se recoge tras el nacimiento del niño, después de la sección del cordón umbilical (con una simple punción).
Se realiza antes de la expulsión de la placenta  y la operación corre a cargo del propio personal de  maternidad.
El cordón umbilical se desinfecta con solución de alcohol o yodo y se canaliza uno de sus vasos (preferentemente una de las venas umbilicales), dejando caer la sangre, por gravedad, a la bolsa de recogida.
Una de las premisas fundamentales de este proceso es que no debe alterar ni interferir el proceso del parto. Lo primero es la seguridad del niño y de la madre.
Además de la sangre, se secciona un fragmento de cordón umbilical de unos dos centímetros de longitud, que se deposita en un envase especial. Esta muestra de tejido también servirá para el estudio posterior. 


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